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MW-10016
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SINOPSIS_SERIE
Esta obra ofrece un recorrido exhaustivo por la herencia cultural de México a través de su producción artística, abarcando desde los orígenes prehispánicos hasta la era contemporánea. Presenta una visión unificada que destaca lo más profundo y valioso de la identidad nacional, plasmada en cuatro periodos fundamentales: prehispánico, virreinal, independiente y contemporáneo. Se propone como una celebración del arte como máxima expresión del rostro creativo de México
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Recorrido por el arte mexicano desde la época prehispánica hasta la actualidad, mostrando lo más profundo y valioso de nuestra identidad nacional
TITULO_PROGRAMA
SINOPSIS_PROGRAMA
El período comprendido entre 1750 y 1821 fue una época crucial que contempla la agonía del virreinato de la Nueva España y ve nacer el México independiente. Fue una etapa llena de paradojas y contradicciones: por un lado, se vive el ocaso de una era y por otro, se produce un auge cultural sin precedente, alentado por la Ilustración
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Entre 1750 y 1821, Nueva España vivió su agonía y el nacimiento de México. Fue una paradoja: ocaso virreinal y auge cultural ilustrado sin precedentes
N_PROGRAMA
7
N_TOTAL_PROGRAMAS
12
DURACION_TOTAL
00:50:46:17
SEMBLANZA_PARTICIPANTE
Carlos Fuentes (1928-2012)
Escritor, diplomático y ensayista mexicano. Reconocido como una de las figuras centrales de la literatura hispanoamericana del siglo XX, fue parte del llamado "Boom latinoamericano". Su obra abarca novela, cuento y ensayo, explorando la identidad mexicana, la historia y las tensiones entre modernidad y tradición. Entre sus libros más destacados se encuentran La región más transparente (1958), La muerte de Artemio Cruz (1962) y Terra Nostra (1975). Desempeñó también una importante labor diplomática y recibió múltiples premios internacionales, consolidándose como una voz influyente en el panorama cultural y literario.
Guillermo Sheridan (1950-)
Ensayista, editor y crítico literario mexicano. Ha desarrollado una amplia labor de investigación sobre la poesía mexicana moderna, especialmente en torno a la obra de Octavio Paz y otros autores del siglo XX. Ha sido profesor, coordinador de proyectos académicos y colaborador en diversos medios culturales. Su trabajo combina el análisis literario con la divulgación crítica, lo que lo ha convertido en una referencia en los estudios literarios contemporáneos de México.
TIPO_ACTIVIDAD
DISCIPLINA
INSTITUCION_PRODUCTORA
CONACULTA | Coordinación Nacional de Medios Audiovisuales (CNMA) | TELEVISA
TRANSCRIPCION
[Música]
En el siglo XVIII, las clases crioyas de las colonias españolas de América se sintieron cada vez más
desplazadas e irritadas por las crecientes demandas de la monarquía española de que
la economía de las colonias sirviese cada vez más, el entregase cada vez más a la
metrópoli. Este sentimiento de humillación y desplazamiento estalló finalmente en 1810
con las revoluciones de independencia que de una manera prácticamente simultánea se
extendieron de Buenos Aires a México y de Caracas a Santiago de Chile.
El periodo comprendido entre 1750 y 1821 es una época crucial que contempla
la agonía del reino de la Nueva España y ven a ser el México independiente.
Es un periodo lleno de paradojas y contradicciones.
Por un lado se vive el ocaso de una era y por otro se produce un auge cultural sin precedente,
alentado por la ilustración, movimiento intelectual que sacude a todo el mundo culto de la época.
Las ciudades de la Nueva España son las más grandes y prósperas del continente americano,
particularmente la Ciudad de México. Sus instituciones científicas y educativas,
el arte, la música, el periodismo literario y científico, compiten en calidad con los avances
logrados en otras ciudades del mundo. Es necesario volver la mirada a aquella nueva España postrera
y observar cómo era, cómo se sentía, cómo vivía, se alegraba y entristecía esa sociedad,
regida por las dos manecillas que marcaban su quehacer cotidiano, la iglesia y la monarquía,
el altar y el trono.
Arededor de estas dos autoridades transcurrían las horas y los días de niños,
hombres y mujeres, jóvenes y ancianos del birreinato.
Al toque alegre y fúnebre de las campanas, al son de los tambores y chirinías, entre el incienso y el perfume de las flores,
las hierbas de olor, los acordes del órgano y los cantos de la muchedumbre, se celebraban las fiestas religiosas,
en donde toda la población, por más humilde que fuese su origen, tenía un papel y un lugar.
Se sentían a su vez parte de un todo llamado monarquía española,
vasallos de un rey a quien se le respetaba y amaba como a un padre distante.
Las romerías, las fiestas reales, las corridas de toros,
se organizaban ante tableros con los retratos de los reyes,
engalanados y cubiertos de flores.
Estas dos autoridades unificaban, quizá, tenuemente,
territorio que abarcaba desde las planicias y montañas de la alta
california, nuevo méxico y tejas en el norte, hasta los linderos con la
capitanía general de guatemala en el sur. En 1700 mueres sin descendencia el
último absurdo español, Carlos II el hechizado, hundiendo a europa en la guerra
de la Asucesión Española. Como resultado, los borbones ascienden al trono de España
e inauguran una novedosa política para sus colonias americanas, una política de intromisión
y de modernización. Los absburgo, los austrias, habían gobernado a la América Española de
una manera lejana, paternalista, en tanto que los borbones decidieron estar
presentes en todos los aspectos de la vida colonial, sobre todo en uno exigir más
y más que la riqueza de las colonias beneficiase a la metrópole.
ello irritó sobre manera a las élites criollas de la América Española que se
vieron unilladas, desplazadas y lo que es peor empobrecidas por las políticas
reales. Política también de modernización a fin de adaptar a la América Española las
ideas de la Corte de Carlos III de España. Sin embargo, esta política de modernización
tomó un giro verdaderamente inesperado que consistió en la expulsión de los jesuitas.
Barrocos por naturaleza, quizá debido a la pluralidad de etnias, lenguas, tradiciones
y costumbres de una población cercana a los seis millones de habitantes, los novohispanos
amaban la música, el baile, los paseos, el movimiento ondulado de las fachadas barrocas,
el juego de sombras y luces de los retablos dorados, adornados con pintura y esculturas
estofadas en oro, en ócres, azules y verdes.
Su alma jacarandosa y a la vez melancólica se veía reflejada en ese arte de recovecos y sorpresas.
Ninguna ciudad del hemisferio americano igualaba a la de México en el esplendor de sus construcciones civiles y religiosas,
sus instituciones científicas y educativas, sus paseos, teatros y fuentes públicas,
su urbanización y alumbrado público.
El virrey don Juan Vicente de Güemespacheco, segundo Conde de Revilla Jigedo,
se empeñó en dotar a la capital de un alumbrado de aceite.
En 1799, la ciudad contaba con 1166 luces en las calles.
La Ciudad de México bullía con 160.000 habitantes,
más de los que tenía Madrid, como bien sabían y se ufanaban los novohispanos.
Sin embargo, también encerraba terribles contrastes.
Podía ser una metrópoli alegre y ruidosa, elegante y culta en el centro,
pero a la vez triste y silenciosa en los barrios donde reinaban la miseria y la ignorancia.
Vendedores ambulantes pregonaban sus mercancías con sonoras voces,
Artículos de lujo procedentes de Europa y del lejano oriente,
traídos por la Nao de China, también llamada Nao de Acapulco,
se vendían en el Parián o en el portal de mercaderes.
El nuevo hispano estaba cada vez más consciente de los avances
los avances logrados en su tierra natal, de la magnificencia de sus templos y palacios,
de la riqueza de sus tradiciones y costumbres ancestrales, del resultado de siglos de adaptación
y lucha que había creado una cultura propia, única, admirada por propios y extraños.
[Música]
En la segunda mitad del siglo XVIII se respiraban ya los aires de la ilustración,
movimiento caracterizado por la búsqueda de lo racional y la desconfianza de lo emocional,
por su afán científico en vez de lo intuitivo, de lo práctico en vez de lo idealista,
de la modernidad y el progreso en vez de la tradición y la costumbre.
La ilustración hispánica, particularmente la alcanzada en Nueva España,
tiene luces pero también sombras.
Promueve los derechos del individuo, pero a la vez menosprecia la vida
y tradición comunitaria de vastos sectores de la población.
Exalta la educación, las ciencias, las artes, la agricultura, la industria,
el comercio libre, las expediciones científicas y arqueológicas,
pero a la vez ataca las manifestaciones de religiosidad popular
y suprime instituciones de beneficencia.
En Nueva España la ilustración animó y revitalizó la cultura
y se lograron avances importantes en química, geología,
metalurgia, botánica, medicina, geografía y estadística,
pero también significó en parte una ruptura con el modo de ser novo hispano.
En las mentes novohispanas surge una revolución provocada por reformas adoptadas sin el consenso de los gobernados.
Se afianza aún más el criollismo,
sentimiento de adhesión y orgullo por la tierra novohispana,
por la patria que ha nutrido y criado al americano.
Este sentimiento conlleva un rechazo al europeo, al originario de la península ibérica,
que demuestra más apego a su terruño que a la nueva España.
Este sentir de patria contrasta con la política de la dinastía francesa de los borbones,
que asumen el poder en España al inicio del siglo XVIII con una nueva actitud.
La nueva España será vista y gobernada en adelante,
no como un reino integrante de la monarquía española,
sino como una simple colonia.
El agravio al reino novoespano es profundo
y resulta en anhelos de autonomía que poco a poco
se transformarán en un movimiento emancipador.
La expulsión de los jesuitas resultó un verdadero boomerang
para la monarquía española.
los jesuitas expulsados comenzaron a escribir las historias nacionales de los países latinoamericanos,
hispanoamericanos, la historia de México, de clavijero, la historia de Chile, de Molina
y las invectivas contra la monarquía española lanzadas desde Londres por el jesuita peruano, Viscarno.
Por su parte, la ilustración europea había propagado ideas negativas y falsas sobre el continente americano
y sus habitantes. Heridos en su amor patrio, los jesuitas novoispanos expulsados por orden
de Carlos III se dedicaron a exaltar los valores e identidad americanos.
Francisco Javier Clavijero, nacido en Veracruz y muerto en el exilio en 1787, escribió su
Historia Antigua de México, en español y en italiano, para refutar las descripciones
negativas de Cornelio de Pau, ex clérigo holandés, que atribuía al clima la decadencia y debilidad
de los americanos, y contra Luis Leclerc Buffon, quien en su historia natural calificaba América
como un continente geológicamente más joven, donde los animales y la flora eran de menor
vigor y estatura que los europeos.
[Música]
Una de las figuras más preclaras de los científicos ilustrados novohispanos
fue José Antonio Alsate y Ramírez, quien dio tempranas muestras de su amor al estudio.
[Música]
Fue alumno del Colegio Jesuita de San Ildefonso y se ordenó sacerdote.
Sus conocimientos le alcanzaron el reconocimiento de instituciones tales como la Academia de Ciencias de París
y de la American Philosophical Society de Philadelphia.
Fundó además varias publicaciones entre las que sobresale la Gazeta de Literatura de México, aparecida en 1788.
El contenido de las gacetas refleja la diversidad y riqueza de la ilustración
novo hispana, pero también la preocupación de Alsate y sus colegas por
compartir los avances científicos y culturales con el resto de la población.
Es notable el valor iconográfico de las láminas científicas aparecidas en la
gaceta.
Defensor del mundo prehispánico, Alsate realizó la primera descripción
acompañada de dibujos minuciosos de la ciudad fortificada de Sochi-Calco,
con sus conceptos visionarios sobre el observatorio y la pirámide de las
serpientes emplumadas, Alsate consiguió que en décadas posteriores otros
arqueólogos se interesaran por investigar los restos del sitio.
En agosto de 1790, ya con Carlos IV en el trono,
mientras se realizaban excavaciones para la reparación de las acequias,
don Antonio de León y Gama encontró en el centro de la Ciudad de México
la monumental escultura del acuatlico.
En diciembre, cuando se colocaba el nuevo empedrado,
apareció a pocos metros de la superficie, la Piedra del Sol,
conocida en ese entonces como el Reloc de Moctezuma.
El monolito labrado tiene en el centro la representación del rostro de Tonatiu,
Dios del Sol,
y en los ocho círculos concéntricos están los símbolos relacionados con
las eras cosmogónicas
del pueblo Mexica.
Los dos monumentos indígenas pasaron a manos de la Real Pontificia
Universidad.
La piedra del sol, cuyos jeroglíficos representan el cómputo del tiempo y el culto solar,
era difícil de comprender, pero como causó gran asombro, se colocó en un costado de la catedral.
En cambio, la cuatlicoe volvió a enterrarse, ya que las autoridades eclesiásticas tuvieron miedo
de que ante la fuerza de la escultura, los indígenas volvieran a rendirle culto
y recuperaran su pasado de idolatría, olvidándose de la fe cristiana.
Después de Alsate, quizá no haya científico tan destacado como Don José Ignacio Bartolache
Idías, originario de Guanajuato.
Bartolache publica el primer periódico médico ilustrado del continente americano,
titulado Mercurio Volante, con noticias importantes y curiosas sobre física y medicina, como la
historia, descripción y uso del termómetro y del barómetro, así como la historia del
pulque y el modo de elaborarlo.
No todos los ilustrados se mostraron sensibles a las preocupaciones populares. En algunos
los aspectos, la élite ilustrada desdeñó el alma barroca y los sentimientos novohispanos.
Las manifestaciones religiosas del pueblo fueron vistas con disgusto por ilustres prelados
tales como el obispo de Michoacán, fraia Antonio de San Miguel, quien erradicó de
celaya las costumbres locales como la procesión y los carros alegóricos tradicionales.
La celebración popular de la Semana Santa fue prohibida con el argumento de los excesivos gastos incurridos
y los desórdenes a que se prestaban las fiestas.
La misma actitud desdeñosa hacia la cultura popular fue mostrada por el arzobispo de México,
Don Francisco Antonio de Lorenzana y por el obispo de Puebla, Don Francisco Fabián y Fuero,
quienes se opusieron a las manifestaciones religiosas de sus feligreses.
[música]
Lorenzana prohibió, bajo pena de 25 azotes,
todas las representaciones de la pasión de Cristo,
el palo de los voladores y las danzas del Señor Santiago.
[música]
Con la llegada de la ilustración,
sufrieron el embate de nuevos estilos y modas,
los artistas, arquitectos y artesanos cuyo trabajo barroco fue menospreciado y en ocasiones
destruido por los celosos promotores de un arte más racional y moderno, el estilo neoclásico.
En este espíritu fueron destruidas verdaderas joyas del arte novohispano como lo eran los
retablos barrocos, donde los conocimientos y creatividad de arquitectos, pintores,
carpinteros y otros especialistas mostraban los alcances logrados por los novohispanos.
La perfección en el diseño, el cálculo matemático, la composición geométrica,
la técnica escultórica y pictórica, se conjuntaban en una obra, el retablo,
que le hablaba al pueblo con una voz comprensible.
[Música]
Para Justino Fernández, Francisco Guerrero y Torres y su capilla de El Posito,
en la villa de Guadalupe, fue el último canto del cisne barroco.
Es decir, fue síntesis ejemplar del gusto por el color, la forma y la textura.
En la arquitectura civil, Guerrero y Torres diseñó el palacio, hoy conocido como Deiturbide.
Los obrios patios del edificio están rodeados de arquerías decoradas con medallones de poetas laureados al modo renacentista,
y recupera la columna como sostende su creatividad.
Y en la Residencia de los Condes de Valparaíso desborda una gran imaginación
al reunir los más diversos elementos del arte nuevo hispano, indígena y universal.
almenas, balcones y gargolas.
Con restos impresionantes del pasado prehispánico,
como en la base de la Casa Veloscondes de Santiago de Calimaya,
hoy museo de la Ciudad de México,
en el que esta serpiente fundamenta,
no sólo la arquitectura, sino la mexicanidad futura.
Pero el barroco sobrevivió también
en esta segunda mitad del siglo
en zonas alejadas de la muy culta y leal Ciudad de México.
una muestra deslumbrante de riqueza creativa la vemos en las fachadas de las
misiones de la Sierra Gorda en Querétaro.
En 1743 el Virrella encargó a misioneros agustinos y franciscanos la
pacificación de aquella agrestesona y la fundación de cinco misiones.
El propósito era evangelizar a los grupos de chichimecas y pames que según las
crónicas de la época vivían como fieras herrantes. El desarrollo de las misiones se debió principalmente
al franciscano Frajuní Perocerra, quien vivió en la región durante 20 años. Su estancia coincide
con la época más brillante de las misiones. Fueron los indios quienes construyeron y decoraron
las iglesias. Los frailes eran los arquitectos y dirigían las obras. En la gresta sierra
la argamasa en las fachavas de las misiones, asombrosas por su riqueza ornamental.
La variedad de formas y colores reproducen los emblemas y símbolos del cristianismo
y hacen patente la infinita flexibilidad de la argamasa coloreada.
La de Jalpan está dedicada al señor Santiago,
proponiendo la defensa de la fe. Del lado derecho está la Virgen de Guadalute y
del izquierdo nuestra Señora del Pilar, como una representación de la Unión
entre España y la Nueva España. La delanda se consagra a la inmaculada
concepción como Fuente de Gracia. Santo Domingo, San Francisco y los cuatro
santos franciscanos defienden y propagan la fe de la Iglesia.
En Conca, la trinidad está representada con tres personas posadas sobre el globo terráqueo.
También está San Miguel en su lucha contra el mal y en el contrafuerte de la derecha
es posible que se haya representado un conejo prehispánico.
En la parte inferior está labrada el águila bicefala de los Habsburgo.
[música]
La de Tancoyol tiene una portada con imágenes de ángeles y santos.
Está adornada con columnas estípites y en el centro hay un relieve de la estigmatización de San Francisco.
[Música]
En la de Tilaco está la imagen de San Francisco
enmarcada por un telón y rodeada de los ángeles músicos.
Más abajo hay sirenas que representan la tentación y unos querubines sobre la puerta de entrada.
En su afán modernizador, el rey Carlos III prohibió, por decreto, los retablos de madera dorada.
El arte barroco se consideró arte bárbaro y con este espíritu de cambio fueron destruidas
verdaderas joyas del arte novo hispano como lo eran los retablos barrocos.
Aun así, las tallas de madera natural conservan las formas recargadas y envolventes del barroco
italianizante.
♪
La arquitectura en las ciudades sufrió la contradicción visual
de una espléndida fachada churrigueresca
con un escueto interior neoclásico,
como se aprecia en el sagrario de la catedral metropolitana.
Arquitectos y artesanos sufrieron el embate
de un arte más racional y moderno,
al que se ha llamado Neoclásico.
En la Iglesia de Santo Domingo de la Ciudad de México
conviven fantásticos altares barrocos
y el sobrio altar neoclásico de Manuel Tolsa.
En la Catedral de Valladolid, hoy Morelia,
se levanta majestuoso construido en mármol
este bellos y pres neoclásico.
[Música suave]
En Nueva España se crearon verdaderas obras maestras del arte neoclásico.
Se lograron de calidad tales como el Palacio de Minería de Manuel Tolzá,
cuyo diseño refleja la expresión del mundo de la ilustración.
Su fachada, de 90 metros de largo, es una estructura de tres cuerpos.
En su interior destaca su patio principal de monumentales arcos de medio punto y la capilla de Guadalupe,
cuyo plafón fue realizado por el pintor Rafael Jimeno y Planes con dos temas.
Por un lado, la asunción de María y por otro, el milagro de El Posito.
Esta última obra inaugurada en 1813 nos presenta al pueblo novohispano según la mirada clásica del autor.
♪
En la proporción majestuosa de este magno edificio,
en el equilibrio perfecto de sus patios y su monumental escalera,
pero también en el contenido guadalupano de su capilla,
vemos la voluntad de integración de estos artistas
no nacidos en Nueva España, a la fuerza del mensaje creativo de su nueva patria.
En 1801 comenzó la cimentación de los picio cabañas en la ciudad de Guadalajara, diseñado por Tolzá.
El monumental edificio neoclásico tiene una planta rectangular,
23 patios circundados por columnas herrerianas
y un elegante pórtico en la entrada principal.
Tolzá realizó la estatua ecuestra de Carlos IV,
conocida como el caballito,
que inicialmente se colocó en el centro de la Plaza Mayor.
La catedral metropolitana, que se comenzó a construir en el siglo XVI, presentaba una arquitectura de lenguajes variados que Tolsá concluyó a la manera neoclásica por medio de una balaustrada, las esculturas de la fe, esperanza y caridad, el reloj en lo alto de la fachada y la linternilla de la cúpula.
fue inaugurada el año de 1810 como si el Darfín a la Catedral Metropolitana
aquel año representara, sin nadie saberlo, la agonía de la nueva España postrera.
El artista neoclásico-novo hispano más importante de este período fue el
Selayense Eduardo Tresguerras. Se le llamó el Miguel Ángel Mexicano, era arquitecto,
pintor, grabador y poeta. Sus obras más importantes son el puente y el templo del Carmen de Celaya,
subilla natal. Las teresitas y la fuente de Neptuno en Querétaro son otras magníficas obras de este
artista. Los novohispanos hicieron suyo lo mejor del espíritu de la ilustración. La afición a
la lectura se extendió por todo el reino en el último tercio del siglo XVIII.
Se crearon grandes instituciones científicas y artísticas, como el Jardín Botánico,
las Academias de Bellas Artes y las Escuelas para la Enseñanza de la Música.
Numerosos códices musicales del siglo XVIII atestiguan el uso de instrumentos como la
la guitarra, la cítara, el violín, el clavicénvalo y el órgano en el mundo novo hispano.
Era común que los aficionados a la música interpretaran sonatas, mientras que la ópera,
la zarzuela y la tonadilla escénica fueron cultivadas por nuestros compositores en los
teatros, salas y coliseos de la ciudad.
Manuel de Sumaya es el compositor más representativo de la primera mitad del siglo, con sus villancicos
para solistas. En la segunda mitad, Ignacio Jerusalén fue el representante de la transición
del barroco al estilo galante. Sus áreas, misas y villancicos se equiparan a los europeos
de la época. Para elevar a los cirujanos al nivel de médicos
se fundó la Real Escuela de Cirugía. 14 años después abrió sus puertas el Real Seminario
de minería. Además, se multiplicaron las expediciones científicas que aportaron valiosos datos
sobre el territorio nuevo hispano. El naturalista y geógrafo alemán, Alexander von Humboldt,
llegó a la nueva España en 1803. Los estudiantes del Real Seminario de Minas le ayudaron en
sus investigaciones y a realizar el levantamiento de planos que hizo sobre la ciudad.
Tempranamente, un grupo de artistas novohispanos fundaron en 1754 la Academia o Sociedad de
Pintores.
♪
Entre ellos estaba Miguel Cabrera,
un artista que se desarrolló de acuerdo
a la sensibilidad estética de su tiempo
y pintó, entre muchas otras obras,
la vida de la Virgen María en la Iglesia de Santa Prisca
y el retrato más conocido de Sorjuana.
♪
A este grupo perteneció también José de Ibarra.
La luz en estas pinturas, el uso de los colores, los temas y las mismas composiciones, reflejan un espíritu diferente al de los siglos anteriores.
También destacó Francisco Antonio Vallejo.
Aparecen nuevos temas pictóricos sin que dejen de pintarse escenas religiosas.
Juan Patricio Morlete elaboró una serie de óleos sobre las batallas de Alejandro Magno.
Estas pinturas se basan en grabados franceses populares en Europa y reproducidos en la Nueva España,
como antes se hacía con dibujos e impresos flamencos.
Algunos hicieron retratos de los birreyes
como el retrato ecuestre de Bernardo de Galvez.
El dibujo caligráfico, tan moderno para la época,
lo realizó Fraipablo de Jesús
y la pintura al óleo es obra de fraigerónimo.
El retrato de una dama conocida como "La relojera"
es obra de Ignacio María Barraeda.
Otros volvieron la mirada hacia sí mismos
para plasmar en sus lienzos la vida cotidiana de sus semejantes.
Una buena parte de la pintura profana está representada en los retratos de las castas novohispanas.
En estas obras se representan grupos de familias de distintos estratos sociales.
Los autores de estos retratos se preocuparon por plasmar detalles de las casas y del vestuario de la época.
Con orgullo retrataron los frutos y los alimentos de la tierra novoispana.
Estos retratos responden a una inquietud científica por conocer los componentes raciales de los súbditos de la corona española.
[Música]
El pintor Guajaqueño Miguel Cabrera también integró escenas de las labores que realizaba la gente común.
Otros hicieron cuadros donde se aprecia la forma de vestir de los hombres, las mujeres y los niños.
En el siglo XVIII se realizaron planos con trazos muy precisos y pinturas de la ciudad
de México para dejar constancia del desarrollo que entonces tenía la capital de la Nueva
España y así tener control sobre el crecimiento de la ciudad.
en otros casos, fueron hechos con el propósito de hacer levantamientos catastrales.
Los novohispanos estaban orgullosos de su ciudad.
Esos lienzos son el testimonio de su afán de buscarse a sí mismos.
El marqués de Croix, virrey de la Nueva España, le echó todavía más leños al fuego declarando
el deber de los súbditos del rey de España en América es simplemente callar y obedecer.
A estos hechos se sumaron influencias crecientes de las ideas de la ilustración europea,
la influencia de la revolución de independencia norteamericana, la revolución francesa y
sólo faltaba una gota que colmar el vaso, un pretexto.
y este fue la invasión napoleónica de España
y la separación del trono del monarca Fernando VII.
Entonces, si no había rey de España en España,
¿por qué habría rey de España en América?
Sin saberlo, los borbones provocaron con esta política
el nacimiento de una nueva cultura,
justamente aquella del ciudadano que no callará ni obedecerá
de créditos irracionales que discutirá y opinará sobre todos los asuntos del gobierno.
En la nueva España postrera, las tertulias, que antes conversaban sobre teatro, literatura,
ciencias y artes, ahora discutían acaloradamente los sucesos de Europa, los sistemas de gobierno,
los derechos del hombre y la representación popular. La tertulia de café se fue convirtiendo en
junta conspirativa, donde se difundía un ideario político social que hacía
peligrar el orden impuesto en el virreinato. Los agravios a todos los
sectores sociales de la Nueva España eran evidentes.
La crisis de la monarquía española de 1808 vino a ser el detonante de una
rebelión profunda y los novo hispanos, a diferencia del Consejo Real Español y
y otras autoridades metropolitanas,
se negaron rotundamente a aceptar semejante régimen intruso.
La cabeza y voz del Reino de Nueva España,
el Ayuntamiento de la Capital, propuso al virrey José de Iturrigaray
la reunión de una junta de representantes de cada provincia
para gobernar en nombre del rey Fernando VII.
Los europeos peninsulares, comerciantes principalmente,
y funcionarios acostumbrados a la nueva política borbónica se opusieron terminantemente,
pues consideraban a Nueva España como una colonia, un pueblo subordinado sin personalidad propia.
Los europeos tomaron una determinación fatal.
Por medios violentos aprendieron al birrey y tu rigoray y a toda su familia y pusieron en su lugar a Pedro Garibay.
[Música]
Este abuso de fuerza inició la sorda lucha americana por liberarse de un gobierno en la capital
percibido como ilegítimo impuesto a la nueva España por un grupo de particulares.
El diálogo se había roto.
Los americanos se refugiaron en juntas secretas que se multiplicaron en la capital y en las provincias.
Un capitán de milicias organizó una red de juntas conspirativas
durante los años de 1809 y 18010.
Se llamaba Ignacio de Allende y un saga
y logró establecer grupos de apoyo en Querétaro,
Zelaya, Salamanca, San Luis de la Paz, Dolores,
San Luis Potosí, Zacatecas y otros sitios.
En este tenor se inicia la insurrección en el pueblo de Dolores en Guanajuato.
Entre las seis y las ocho de la mañana del domingo 16 de septiembre de 1810, el cura de la parroquia,
Don Miguel Hidalgo y Costilla, encabeza lo que será una guerra civil que perdurará por once largos años.
Las revoluciones de independencia se iniciaron en 1810 con una simultáneidad
asombrosa de Buenos Aires a México y de Caracas a Santiago de Chile.
Pero hubo una diferencia y es que las revoluciones sudamericanas fueron
encabezadas por la aristocracia criolla. En tanto que la revolución mexicana fue
fue obra de una insurgencia popular dirigida por dos humildes párrocos de Aldea, los curas,
Hidalgo y Morelos. Fue una batalla encarnizada, una guerra brutal en la que literalmente los
géneres revolucionarios fueron descabezados y la revolución de independencia se resolvió
en un compromiso entre las élites criollas de la Nueva España, que llevaron al poder
al soldado realista Agustín de Turbide, proclamado emperador Agustín I.
Es decir, que las guerras de independencia de México terminaron con una falsificación.
La monarquía autoritaria no se correspondía con la realidad económica, social y cultural
del país.
y este iba a ser el desafío del México independiente,
encontrar, encontrar la conciliación, la correspondencia de la forma política
con la materia social, económica y cultural.
En tiempos de crisis, toda la sociedad reciente los efectos de la violencia,
el desorden y la ruina de la actividad económica.
Incluso la cultura se ve afectada.
Durante la Guerra de Independencia, se cerraron muchas escuelas, se clausuró la universidad,
se paralizó la construcción de obras públicas y privadas,
las actividades en la Real Academia de Nobles Artes de San Carlos, se vieron seriamente afectadas
y el Jardín Botánico se marchitó.
Los estudiantes del Real Colegio de Minas cambiaron sus trabajos académicos por prácticas a favor de los insurgentes
o en apoyo al gobierno virreinal.
Los escritores dejaron de preocuparse por la literatura
y utilizaban su talento a favor o en contra de algunos de los bandos contendientes.
Burlónamente, los periodistas insurgentes eran llamados los cañones de guajolote.
Pero su lucha fue eficaz.
Hombres de letras como Carlos María Bustamante, Andrés Quintana Ró,
Cervando Teresa de Mier y muchos otros, combatieron más con la pluma que con la espada.
Surgió una pujante cultura política a través de la participación de otros sectores de la población, hasta entonces silenciosos.
El 29 de noviembre de 1810, desde Guadalajara, Miguel Hidalgo declara que, siendo contra los clamores de la naturaleza el vender a los hombres, quedan abolidas las leyes de esclavitud.
De verán los amos, sean americanos e europeos, darles libertad dentro del término de 10 días, "Sopena de muerte".
Por ese entonces, en España se iniciaba una revolución política que se extendió por
toda la monarquía española. Ocho días después del levantamiento de Miguel Hidalgo en Dolores,
se iniciaban los trabajos de las Cortes de Cádiz.
Las leyes semanadas de este cuerpo legislativo serían las más avanzadas del liberalismo
europeo de la época y en su elaboración participaron los diputados novohispanos que
aportaron, junto con sus colegas españoles penínsulares, un documento crucial de la cultura
política del siglo XIX, la Constitución de 1812.
Tal fue su impacto en la Nueva España que a la Plaza de Armas de las Ciudades de México
se les cambió su antiguo nombre por el D, Plaza de la Constitución.
La Constitución de Cadiz confirmó el derecho de cada reino americano a su soberanía de
agobernarse por sí mismo.
La crisis de la monarquía y la libertad de imprenta decretada por los liberales impulsó
el periodismo novohispano.
José Joaquín Fernández de Lizardi funda su primer periódico, el Pensador Mexicano.
La lucha armada hace surgir otros periódicos como el despertador americano.
En la penuria extrema, con tinta hecha de anil o de pólvora,
se imprimen rudimentariamente estas publicaciones destinadas
a justificar la causa emancipadora.
También Fernández de Lizardy inaugura el género de la novela
de costumbres en Hispanoamérica al editar su periquillo Sarniento,
creando el personaje del pícaro mestizo, crítico,
mordaz y atrevido.
En medio de la lucha se lograron avances en el campo democrático.
Los diputados insurgentes, perseguidos, sin techo y con hambre,
concluyeron un documento conocido como la Constitución de Apatzingán,
que refleja una cultura política ilustrada y patriótica.
El padre Mier describía así el contexto en que el proyecto de Mina se hizo posible.
Este México es el que detiene a todos,
el que obsta para que las demás partes de América que tienen en Londres sus ministros obtengan el reconocimiento.
Todos sus votos se dirigen hacia la libertad de México,
sin la cual la del resto es efímera.
[Música suave]
En 1817, la nueva España no era ya ni la sombra del rico birreinato de 1810.
Por todas partes se apreciaba la devastación, el abandono de los campos, el desabasto de las ciudades.
El virrey Don Juan Ruiz y Apodaca comprendió la necesidad de pacificar al país e indultó
a unos 17 mil insurgentes.
El clima político continuaba inestable.
Se conspiraba en los cafés, en las iglesias, en los conventos y en los hogares.
Se conocían las acciones de Simón Bolívar, de José Vésar Martín, de Bernardo O'Higgins.
Se leían las obras de un publicista francés de moda, Dominique de Prat.
Este escritor veía inevitable la independencia de América española y proponía que se preparara
una separación absoluta, pero sin violencia.
Sugería el establecimiento de monarquías constitucionales en América, modelo político
en boga de las revoluciones liberales europeas.
En este clima de opinión, nace un documento político que representaba la combinación de varias propuestas.
Las ideas ilustradas y reformistas del siglo XVIII, las tesis revolucionarias y liberales, las propuestas tradicionales y conservadoras.
Un documento conciliador que intentaba recoger las aspiraciones novohispanas manifestaba desde 1808 y a lo largo de la guerra civil de casi 11 años.
Su autor fue Agustín Deiturbide, oficial de milicias en el ejército realista, originario de Valladolid, Michoacán y pariente de Don Miguel Hidalgo y Costilla.
No es coincidencia encontrar entre simpatizadores del Plan de Iguala a crioyos autonomistas,
a conspiradores de Querétaro, a insurgentes o a los sobrevivientes de la expedición de Mina y a exrealistas.
El Plan de Iguala, conocido también como Plan de las Tres Garantías, defendía la unión, la religión y la independencia.
la unión, la religión y la independencia,
tres valores anhelados por los novo hispanos.
Para simbolizar las tres garantías,
se creó una bandera tricolor.
El color verde significaba la independencia,
el blanco la religión y el rojo la unión.
Desde aquel día, la patria mexicana
se representa por esta enseña tricolor.
La mañana del jueves 27 de septiembre de 1821,
la Ciudad de México presenció la entrada triunfal del ejército trigarante.
La población se desbordó en manifestaciones de júbilo y reinó la alegría.
Y Turbide dirigió al pueblo estas palabras.
"Mexicanos, ya estáis en el caso de saludar a la patria independiente.
Ya sabéis el modo de ser libres.
A vosotros os toca señalar el de ser felices.
[música]
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[Música suave]
[Música de cierre]
[Música suave]
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[Música suave]
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SISTEMA
NTSC
DOCUMENTO_DIGITALIZADO
Sí
OBSERVACIONES
Sin carta de derecho ni fecha de entrega
CODIGO_BARRAS_LTO
BWF480
INFORMACION_ADICIONAL
Fernández, J; Garza, M. de la; Jiménez Codinach, G.; Monsiváis, C. Nava, J.A.; Sarmiento Donate, A.; Tajonar, H. (2001). México: CONACULTA, OCEANO. UNAM, Fundación Televisa.
BARRA
Divulgación
TEMPORADA
1
CONDUCTOR
Carlos Fuentes Guillermo Sheridan – Voz en off
TEMA_CONTENIDO
La herencia cultural y artística de México, desde la época prehispánica hasta la contemporánea
LOCACION
CLASIFICACION
A
IDIOMA_ORIGINAL
Español
ENLACES_RELACIONADOS
PRODUCCION
Héctor Tajonar
LIGA_COLECCION_PODCAST
https://itunes.apple.com/mx/itunes-u/el-alma-de-mexico/id848601197?l=en&mt=10