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CUID
M-20219
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Conversaciones con los que hacen nuestro teatro (2018)
SINOPSIS_SERIE
Este ciclo tiene como propósito abrir el diálogo entre los creadores escénicos en activo del país con los estudiantes de artes escénicas. Mediante entrevistas dirigidas de acuerdo con la trayectoria de los dramaturgos, directores, productores y actores invitados; el público podrá reconocer su aportación al panorama teatral de México
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Convesaciones con quienes hacen teatro mexicano
TITULO_PROGRAMA
SINOPSIS_PROGRAMA
En la charla Hablemos de dirección, la actriz y directora teatral relata su trayectoria y aborda aspectos esenciales de su trabajo, como la dirección y el movimiento escénico
EXTRACTO_PROGRAMA
En la charla Hablemos de dirección, la actriz y directora teatral relata su trayectoria y aborda aspectos esenciales de su trabajo, como la dirección y el movimiento escénico
N_PROGRAMA
8
N_TOTAL_PROGRAMAS
8
DURACION_TOTAL
01:55:04:22
PARTICIPANTES
Claudia Ríos, directora
SEMBLANZA_PARTICIPANTE
Claudia Ríos es una destacada dramaturga, directora, actriz y docente mexicana con una sólida trayectoria en las artes escénicas. Su formación actoral incluye estudios en instituciones emblemáticas como el Centro de Arte Dramático (CADAC), el Centro Nacional de Teatro (CNT), la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Inició su acercamiento al teatro en el CADAC y en 1994 se integró al CNT, donde debutó como actriz. Entre 1986 y 1990 realizó estudios profesionales en la Escuela de Arte Teatral y la UNAM. A partir de 1990, participó en montajes destacados como "Breve Sueño" de Cecilia Lemus y "Los encuentros" de Juan Tovar.
En 1999 debutó como directora teatral con "La Celestina", y en 2000 obtuvo el Premio Bellas Artes Baja California de Dramaturgia Luisa Josefina Hernández por su obra "Las Gelatinas". Desde entonces, ha consolidado su carrera como dramaturga, directora, docente y actriz. Sus textos han sido publicados por sellos nacionales e internacionales como Atuel y Conaculta, Ediciones El Milagro y Nick Hern Books (Inglaterra).
Entre sus trabajos más recientes se destacan puestas en escena como "La vida es sueño" de Calderón de la Barca, "Elsa Schneider" de Sergi Belbel y "Pequeñas Certezas" de Bárbara Colio.
Desde 2007 es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA), y ha impartido clases de actuación en instituciones como Argos-Casazul, la ENAT y el Centro de Educación Artística de Televisa. Su labor continúa influyendo en nuevas generaciones de artistas escénicos en México.
Bárbara Colio – Dramaturga y directora mexicana
Autora de Pequeñas Certezas, Cuerdas, Usted está aquí, Carnada, El día más violento,
Casi Transilvania, entre varias más. Su teatro ha sido merecedor de varios premios
nacionales e internacionales. Considerada una de las autoras mexicanas más representadas en el extranjero. Su compañía BarCoDrama se dedica a desarrollar y producir proyectos de impulso al teatro mexicano contemporáneo, como lo es, Descorche.
TIPO_ACTIVIDAD
DISCIPLINA
PALABRAS_CLAVE
Artes escénicas | Artista escénico | Conferencia | Creación artística | Director de teatro | Entrevista | Teatro | Teatro contemporáneo | Teatro nacional
TRANSCRIPCION
Esta noche es una noche muy especial, ya que hoy cerramos nuestra tercera temporada. Un proyecto de teatro, de divulgación teatral, que empezó con solo hacer ocho sesiones, ocho conversaciones con gente de teatro. Hoy, gracias al apoyo del Centro Nacional de las Artes, estamos cerrando nuestra tercera temporada. Y qué mejor hacerlo en este programa donde hemos hablado de muchas cosas teatrales, poder contar con una invitada con la que podemos hablar de dramaturga, de que es dramaturga, actriz, directora teatral, actriz de televisión, cine y teatro, Y sobre todo, una gran docente que ha formado a muchísimas generaciones de gente de teatro. Estamos muy contentos de tener esta noche a Claudia Ríos. Claudia, bienvenida. Hola, Bárbara. Qué guapa. Hombre, lo merece. Muy bien. De escorche lo merece. Gracias por venir. Vamos a tomarnos un vino, Claudia. ¿Hace cuánto que no nos tomamos un vino tú y yo? Híjole, ¿cómo? Pues mucho. No, pues en tu estreno, ¿no? Ah, es cierto. Claro, el cine de temporada de... De latir. De latir. Claro, ahí está. Es cierto, ahí nos tomamos un vino. Claro, hace poquito muy rico. Ay, qué bien. Pues vamos a tomar nosotros. Y aquí en Descorches es ritual. Yo te detengo el micrófono. Que el invitado, acá tienes las armas. Abre el vino. Sabes hacerlo, Claudia. A ver. Vamos viendo. Muy bien. Tu técnica. con eso lo tienes que empujar eso ahora que entra el corche, ahí vas va muy bien va muy bien ya wow que rico ya ves que rico, muchas gracias aquí tenemos un vino entre líneas y mientras le da el aire un poco a este vino para podernos tomar. Cuéntenos, Claudia. Todos te conocemos desde hace muchos años como una mujer de teatro. Pero antes de eso, ¿qué onda? ¿De dónde saliste? ¿Qué barrio eres? ¿Dónde creciste? ¿Quién te patrocina? Exacto. No, no, ¿quién? Antes de que alguien quisiera patrocinarte. Pues, bueno, soy de aquí, de la Ciudad de México. Soy la tercera de cinco hermanos. Mi papá fue ingeniero agrónomo, un tipo súper entrañable, muy extrovertido, muy espontáneo. Yo creo que de ahí me sale a mí esta cuestión del gusto de ser visto. Creo que por ahí empieza. Y de mi mamá, que es descendiente de alemanes, eres Ríos Grotewald. Ajá, Ríos Grotewald. Y ella pues muy disciplinada, obviamente. Bueno, no todos los alemanes son disciplinados, pero ella es muy disciplinada y como muy sentimental. Entonces, un papá desmadroso, mucha gente de teatro lo conoció y lo quiso mucho. Sí, yo lo conocí a tu papá, claro. Muy espontáneo y una mamá pues así muy sentimental. Entonces yo creo que esa combinación hizo que me gustara mucho el teatro, sobre todo porque a ellos les gusta, a mi mamá le gusta todavía, a mi papá le gusta mucho contar historias. Y yo los oía así de chiquita y decía, ay, cómo me gustaría aprender a platicar historias así. Y otra cosa es que mi mamá vivía con una cámara. Yo creo que tú puedes hacer una muy buena obra de esto que te voy a contar. Mi mamá vivía con una cámara. Todo el tiempo nos tomaba fotos, todo el tiempo. Algunas muy desafortunadas, porque como no te avisaban, entonces salimos así, ¿no? O sea, como con el gesto a la mitad. Pero había otras que ella como que las preparaba. Ella las dirigía. Entonces, por ejemplo, iba pasando la niña con la bandera, ya después de los honores a la bandera. Yo no era abanderada. Casi le quitaba la bandera. Le decía, toma, tómate una foto. ¿Cómo que eres la abanderada? Le dije, pues yo no soy la abanderada. Pero tú, como que eres la abanderada. No importa, en la foto sí va a ser. Y entonces pasan los años. De pronto me dice, ¿te acuerdas aquí cuando fuiste la banderada? Yo no fui la banderada, mamá. Claro que fuiste la banderada, que hay una foto. Claro. Tu mamá tenía toda la razón. Toda la razón, ¿no? Entonces, ella tiene álbums y álbums. Tiene álbums por todos lados en los que ella va contando una historia que ella inventó de nuestro pasado. O sea, claro, está en la vida, la vida que nosotros hemos vivido. pero otra que ella fue acomodando. Muy curiosa, por ejemplo, pues su papá no pudo estar en su boda porque él ya había muerto y de pronto ella se fue a hacer un Photoshop donde puso a su papá el día de su boda. Le dije, oye mamita, pero mi abuelito ya se había muerto. No, pero yo quiero que esté en mi boda. Entonces lo puso ahí en su Photoshop, ¿no? Entonces, pues esta cosa un poco como controladora de los sucesos, de yo quiero que así suceda y un papá muy extrovertido y guasón y platicón y todo eso, pues, yo me acuerdo que de chiquita me gustaba mucho jugar, como a todos los niños, pero me gustaba mucho dirigir. ¿A quiénes? ¿A tus amiguitos de la escuela? Sí, a mis vecinas. O sea, poníamos sillas así, y había entonces unos discos de Walt Disney donde se iba contando, ¿no? Pues unos cuentos grabados. Entonces yo los ponía, y a veces obviamente yo era la vía durmiente o lo que fuera, pero vendíamos palomitas y yo me acuerdo que hasta hay fotos, obviamente hay fotos mías dirigiendo y esas sí son reales o sea, sí estuve yo dirigiendo eso Eso nos falló en esta compilación de Descorche y ir con tu mamá directamente por esas fotos Sí, hay fotos así del público aplaudiendo y yo me acuerdo que tenía una vecina que como que ella y yo teníamos como siempre como pique y ella unas cartulinas con un fondo, o sea, no, es que tiene que ser así. Y es la primera vez que yo así me acuerdo que yo me imaginaba las cosas de una manera y que luchaba porque así fueran, puestas. Y yo creo que también como que contribuyó mucho para que yo me dedicara a esto, un muy buen colegio al que fui, la escuela, el Colegio Reina Isabel, donde, pues bueno, teníamos muchísimas actividades artísticas, montones, una escuela muy bonita. Yo me acuerdo que yo diario quería llegar a la escuela. Obviamente estaba lo de la flauta, todas tantas cosas, pero siempre en marzo se hacía una especie como de examen oral, donde los niños le daban demostraciones en inglés y en español, donde a través de un cuento íbamos exponiéndole a nuestros padres lo que habíamos aprendido durante el año. Entonces eso nos obligaba a hacer guiones, a hacer puestas en escena, a meter música, a crear personajes. Y bueno, pues yo fui muy feliz en esa escuela y yo creo que eso me fue... Porque aparte, creo que lo tenías como muy claro, porque estuviste en el CADAC. Sí, pero ya más grande. Más grande, ya como edad prepa. Sí, como a los 17 años. Que de ahí nace mi amistad con Alejandro Vélez. Nos conocemos desde entonces. Entonces, antes de empezar con amistades, vamos a colocar este corcho en nuestra colección de corchos de descorche. Y este es el que, con sus propias manos, esfuerzo y voluntad, abrió Claudia Ríos. Ah, pero lo tengo que marcar. ¡Eso! ¡Muy bien, Claudia! ¡Perfecto! Una que les trae a beber, pues vamos sirviéndonos. ¡Híjole! Esto tiene plan con maña, es para que uno saque la sopa y... No, hombre. Hasta aquí llegó mi reputación. Salud. Pues, oye, salud tú. Ay, perdón. No, ya traes prisa. Sí. Vamos a sacar. ¿Cuántas botellas tenemos? Ay, qué rico. Bueno, creo que es una combinación de Malbec con Neviolo y Syrah. Órale. Entonces, alguna nos va a pegar. No te preocupes, una de esas. Oye, Claudia, porque yo tengo una duda. Estuviste en la ENAT y en la Facultad de Filosofía y Letras también, pero ¿cómo? O sea, ¿cursabas dos carreras al mismo tiempo? Sí, hasta determinado momento, porque de pronto ya era imposible preparar dobles cosas. Lo que pasó es que yo estuve en CADAC, ahí empecé a los 17 años, y bueno, estuve ahí en los talleres de adolescentes y todo eso. Después estuve en la escuela de Adriana Ruel, que era una escuela que fundó Dimitri Zarrás y que era específicamente para el método de Lee Strasberg. Todo eso fue durante mi prepa. Y luego cuando terminé la prepa empecé a estudiar diseño gráfico, pero pues nada más estuve un tiempo, porque me gusta mucho dibujar. Sí, es cierto. Ya ves que todo lo trazo y siempre me explico con dibujos, ¿no? Pero al tiempo que estaba estudiando diseño gráfico, unos amigos de mi mamá, Andrés Torres, de Limba, le dijo, oye, fíjate que una directora de teatro va a hacer una audición para una obra para niños. Oye, tu hija le gusta mucho el teatro. Entonces fui mientras que estaba en la universidad. Y bueno, fueron unas audiciones como de tres semanas, algo así. Y al final resulta que me quedé. Y bueno, pues para mí era un mundo nuevo, ¿no? Y empecé a ensayar y a dar funciones y todo. y un día me pregunta mi papá, voy saliendo, me dice, oye, a ver, ven para acá. Me dije, ¿qué pasó? Me dijo, ¿cómo vas en la UAM? En la UAM Xochimilco, ahí está estudiando. Ah, ya estás estudiando diseño gráfico. Diseño gráfico. Y le dije, pues bien, papá, estamos haciendo unos proyectos. Y me dice, ¿y en la obra de teatro cómo te va? Le dije, no, padrísimo, y los vestuarios, y ya me dieron más textos, y no sé qué, y voltea mi papá y me dice, quédate en el teatro, salte de la universidad ya le dije ¿cómo? no, no, no, no termines eso salte, dedícate al teatro yo le dije de verdad, por nosotros no tienes que estudiar esa carrera algo que no hace casi ningún padre sí, ninguno, bueno, no ninguno pero no es tan común no es tan común y le dije ¿pero cómo? me dijo, si esa carrera no lo hagas por complacernos tú tienes que estar donde seas feliz donde seas feliz, tú eres feliz en el teatro ya lo vívete al teatro y entonces resultó que bueno me quedé en esa obra y de ahí Marta Luna que dirige esa obra, la obra de Teatro para Niños, me invitó a la Compañía Nacional de Teatro así es, o sea tú incluso antes de que entrabas a la ENAT y entrabas a lo nuevo a cualquier cosa, tú ya estabas como actriz trabajando con Marta Luna que digo para las generaciones de ahora que no ubican a Marta Luna, era una de las directoras más importantes del país en esa época, hermana de Alejandro Luna. Y, por si poca cosa, no en cualquier montaje, directamente a la Compañía Nacional de Teatro. Sí, con la obra del maestro Emilio Carvallido, la de Chucho el Roto. ¿Y cómo te acoge la Compañía Nacional de Teatro? Ah, muy padre. ¿Quiénes estaban ahí en ese momento? Pues estaba la Compañía Antigua, que estaba Miguel Córcega, Bárbara Córcega, Bárbara Torres, Oscar Narváez, Carmen Delgado, bueno, actorazos todos, y me trataron súper bien. Yo tenía 19 años y me acuerdo que, pues sí, creo que lo que siempre me distinguió, y lo digo sin ningún tipo de modestia, es que me gusta mucho aprender. Entonces, cuando Marta, que estupenda maestra, a quien yo le debo muchísimo de mi carrera, porque además era muy generosa conmigo. Como yo no tenía estudios profesionales, cualquier cosa que yo le preguntara, ella me lo explicaba con mucha paciencia y con mucha minuciosidad. Marta Luna estudió en Checoslovaquia durante nueve años. se especializó en teatro brechtiano, es una persona que hizo muchas puestas en escena con una exploración muy importante y también una gran maestra de la Escuela Nacional de Arte Teatral. Además que te siguió jalando, Marta Luna, estuviste en tres obras de teatro con ella. Sí, después estuve en... después montó Macbeth, que es una... Bueno, ella hizo una adaptación junto con Fernando Castaños de los 28 personajes a solamente cuatro, Macbeth, Macdoff, Lady Macbeth y La Bruja. Yo era La Bruja. Y entonces de todos los personajes pues hicieron una versión muy sencilla, bueno, muy sencilla, una síntesis muy valiosa, en la que fuimos de gira por toda la República. Habían unos circuitos del Issste donde la comandaba Manuel de la Cera. Fue un trabajo cultural muy importante en toda la nación porque eran caravanas. Entonces te fuiste en caravana haciendo teatro. ¿Cuántos años tenías? Pues yo creo que ya como 19 y medio más o menos. Tuvimos año y medio. Entonces, por ejemplo, iba Margie Bermejo, después iba Susana Alexander con otra obra. O sea, podía ir música, teatro, danza, teatro, danza, música. Entonces íbamos haciendo circuitos donde visitábamos pues todo, ¿no? O sea, municipios, escuelas normales, centros de adaptación social, el teatro de la ciudad. Y para mí fue muy importante porque la actriz que hacía Lady Macbeth es Adriana Barrasa. Mira. nuestro orgullo nacional, nuestra Adriana Barraza, nominada al Oscar por Babel, gran, gran, gran actriz. Entonces, pues viajábamos a veces en un cochecito, a veces en una camioneta, a veces sí tomábamos aviones, pero eso a mí me dio la oportunidad de entender verdaderamente, pues, para qué sirve el teatro, ¿no? dábamos funciones a comunidades indígenas y al mismo tiempo le dábamos funciones, imagínense Macbeth en la cárcel, ¿no? Y al final hacíamos un debate donde platicábamos con la gente y pues eso a mí me enseñó muchísimo. Yo era muy chica y sí me aventaba como dos o tres monólogos, yo sola a veces ante 3.000 personas o 2.000 personas en Puebla, en Zacatecas. Eso también me dio la oportunidad de conocer el país. Y con toda esa experiencia entras a las dos facultades de teatro que había en el país. ¿Por qué a las dos? ¿Por qué no te decidiste por una desde un principio? Pues porque yo hice examen en las dos. ¿Y en las dos quedaste? Y en las dos quedé. Y no sabes decir que no. Y entonces dije, y luego tuve la, o viví la casualidad, la gran oportunidad de que me quedé en la mañana en la UNAM y la escuela de teatro antes solamente era de 4 a 10 de la noche. Entonces, pues iba en la mañana a una y en la tarde a la otra. Y yo dije, pues en lo que me decido, voy a probar. Voy a quedar a las dos. Y fíjate que no había computadora. O sea, yo hacía dobles trabajos. A veces, pues sí. O sea, ¿cuál copy-paste? No, nada, nada. Escribe la máquina. Ah, y a máquina. A máquina. Entonces, sí. Había muchas materias que más o menos íbamos iguales. por ejemplo de Historia del Teatro que los griegos, pues a veces la investigación que había hecho para la UNAM pues me servía para la Escuela de Teatro. Y pues es que la UNAM es la UNAM y Bellas Artes pues también era muy hermoso. La UNAM, el problema que yo veía es que éramos demasiados. A veces éramos 100 en un salón, ¿no? Y en la escuela de teatro, la generación entramos de 72, pero luego se fueron saliendo en el módulo introductorio. Y pues finalmente quedamos como 12. Entonces la atención que teníamos. Era más especializada. Mucho más concentrada, sí. Ahora, aún así, haciendo dos carreras a la vez, aunque te graduaste de una solamente y de más, obtuviste un premio que el nombre es precioso. Fuiste en 1990, la edad de 25 años, la mejor estudiante de México. ¡Qué padre! ¿Hasta quedas con quién estás en ti? No, no, no, mira, hasta mí se está atrás, pues hasta mí se está atrás porque el brillo me está pegando. Oye, pero... Acosúbrate. Oye, pero a ver, explícame, cuéntanos, ¿qué pasó? ¿Cómo es ser la mejor estudiante de México? en teatro, estudiando teatro. O sea, íbamos los mejores estudiantes de México de todas las facultades y de todas las carreras. Éramos muchísimos. Y este, ay, es que se me olvidó el micrófono. Y es que era un festejo, lo daba el Ateneo de Ciencias y Artes. Entonces convocaban pues a todos los estudiantes de toda la República, pues los de medicina, los de tal, tal, tal. Y recuerdo que fue muy bello el primer día en el Museo de Antropología nos recibieron a todos, palabras de nuestro presidente Carlos Salinas de Gortaro en ese momento luego una comida en el Museo de Historia Natural, luego otro día una gran comida en el Colegio Militar, o sea si nos traían de un lado para otro nos dieron una medalla y cosas así o sea era muy halagador, muy bonito ¿y cómo les ganaste a todos? pues por mi promedio o sea, era por promedio tuviste un promedio de 10 Nadia Comanechi ojalá te paso un tip, puedes poner tu vino aquí así para que lo tengas a la mano pero no vayas a manotear nada más estoy concentrada en lo del micrófono lo voy a hacer para que empieces a dominar todos tus elementos aquí o allá no, pues no le gustas Ándale, exacto. Pero no ocurra un desastre. Y listo. Soy medio desastrosa para las cosas. Es que está bueno, oye. ¿Y luego? Bueno, con dos orbitas ya tuvo, ya tuvo. Sí, cuidado. Oye, Claudia, es que hay mucho que hablar contigo porque justo cada que organiza un programa de descorche, le ponemos un título como Hablemos de Dirección, Hablemos de Producción, Hablemos de Diseño, y es como un eje temático en las conversaciones con los invitados. Pero aquí realmente le puse Hablemos de Dirección por ponerle de algo, pero realmente eres una mujer de teatro muy completa. Has incursionado en todas las áreas del teatro y de alguna forma u otra has destacado en todas las áreas del teatro, ¿no? En actuación has estado en cine, en tele, en teatro. Creo que mayormente te conocemos como directora de teatro y como maestra de teatro, pero también hay otra parte tuya que ya estudiándote me llama la atención, que la descuidas mucho, pero cuando vuelves, vuelves en serio, que es la dramaturgia. Y que también ahí obtuviste el Premio Nacional de Dramaturgia. ¿En qué año fue? En el 2000. En el 2000 por las gelatinas, precisamente. ¿Cómo es que de ser esta persona extrovertida que hace teatro, que dice todos qué hacer, ¿cómo empiezas a escribir? Pues mira, yo siempre le he tenido mucho respeto a todos los dramaturgos porque siempre tenía la posible imagen de que un dramaturgo sabía muy bien todo lo que estaba pasando en el país. Tenía una idea clarísima de lo que son todos los géneros teatrales, siempre estaba muy informado. Y yo siempre me he sentido como muy ecléctica, como que sí pienso esto, pero no lo creo. Un poco como outsider. O sea, me cuesta un poquito de trabajo creerle siempre a todo mundo. Pues yo creo que a todo mundo, no más que yo sí lo digo. Entonces, en 1994 fui a la Escuela Internacional de Teatro de América Latina y el Caribe, que la organizaba el maestro Osvaldo Dragún en Tlaxcala. Y bueno, a mí no me estuvo, fue José Sánchez Sinisterra, fue Luis de Tavira, Fue otro maestro, no sé por qué se me acaba de ir el nombre, con el que yo estuve, portugués, y él tenía un taller de hacer dramaturgia a partir de contar chistes. Entonces estaba feliz, porque yo me sé muchos y todo. Hélder Costa, muy, muy, muy buen director y dramaturgo. Y cuando terminé ese curso, José Sánchez nos hizo la invitación a todos que si queríamos ir a la sala Beckett a tomar un taller. En Barcelona. En Barcelona, para tomar el curso este que él da para todos los estudiantes latinoamericanos. Entonces fui junto con Alejandro Vélez y pues ahí teníamos las clases de dirección, las clases de actuación. A mí yo en ese entonces más bien me dedicaba a actuar, únicamente actuaba. y cuando José nos empezó a dar las clases él decía pues esto de que uno nunca sabe si el otro te está diciendo la verdad que el otro siempre pues es un misterio que uno siempre termina interpretando lo que el otro te dice que uno se autocensura no encuentras las palabras exactas para decir lo que quieres o mientes o tienes secretos y cuando él nos empezó a enseñar ciertas estrategias dramatúrgicas, a mí me empezó a cobrar todo eso mucho sentido, porque dije, claro, así hablamos en mi casa, ¿no? Típico de, ¿estás enojada mamá? No, pero aventaba las cosas, ¿no? O empezar a hablar en triángulos o en cuadrados, ¿no? Tú le dices esto a este, pero él lo contesta, o diálogos de sordos. Entonces, a partir de que yo entendí eso, que los personajes no salen a decir verdades, que pueden mentir, que a lo mejor se contradicen diez hojas después, claro, sin que falle la estructura, ¿no? Entonces a mí se me abrió como un mundo en el que no podía dejar de escribir, me empezó a pasar un como frenesí muy raro, muy bonito, que estaba dormida y me levantaba y escribía o estaba platicando con amigos y empezaba a escribir, no podía dejar de escribir y se me venían historias e historias e historias y bueno pues no lo tomé como algo de, ya soy dramaturga ni mucho menos, sino como algo que entró en mi corazón con mucho amor porque empecé a sentir esta cosa que tú las de sentir ya de manera regular que como que te van dictando ¿no? claro, viene mucho trabajo y tú eres una dramaturga o sea, se ve el trabajo minuciosísimo a que sea arbitrario. Bueno, yo admiro mucho a Bárbara. Me ha tocado dirigir muchas de sus obras, por eso lo puedo decir. Además, porque lo sé, lo he vivido, ¿no? Lo he experimentado como director. Y entonces regreso a México y se abre el taller con el maestro Vicente Leñero. Y yo dije, bueno, pues me voy a meter. No, hombre, 12 años ahí, feliz con el maestro. Era un taller de creación literaria. ¿12 años? ¿12 años? Sí, sí, sí, 12 años y ahí pues se escribe, se escribía guión, novela, obra de teatro, lo único que no se escribía cuentos cortos era poesía. Y el maestro leñero, qué tipo tan increíble, tan talentoso, tan buen maestro y tan provocador de tu propio estilo y de tu propia voz. porque uno se encuentra con muchos maestros de dramaturgia que te quieren imponer una forma de ver el mundo o un estilo o una moda, pero él no, o sea, él, cada quien leía su texto y nos daba unas opiniones sobre ciertos ajustes, pero siempre con un respeto muy grande sobre el mundo que cada quien iba proponiendo. Entonces, pues bueno, ahí estuve. Siempre daba mucho miedo empezar a leer frente al maestro, pero puedo decir también sin la menor modestia que él apreciaba mucho mi trabajo. Cuando me dieron el Premio Nacional de Dramaturgia, él me dijo, Claudia, esto yo nunca lo hago, y le pedí que fuera a presentar el premio. Fue conmigo. Mis obras, pues ha escrito, bueno, escribió, ¿no? Textos sobre, pues para las contraportadas, así para el milagro. O sea, una persona muy linda. Y luego vino lo del Royal Court, que fue como mi siguiente. Tu siguiente ímpetu en la dramaturgia. Tenemos también con el Royal Court que nació este texto que ahí coincidimos también hace unos años. Ahorita concentrándonos en la dramaturgia, pues estamos dejando ahí unos huecos también de tu carrera en este transcurrir de los años. Pero con las gelatinas ganas este premio. Tú misma la diriges esta obra, ¿no? ¿Qué tantas obras tú ya has dirigido, Claudia? Pues yo creo que como tres, ¿eh? O sea, las gelatinas y qué otras. Otra que era una que se llamaba Estación, que fue un texto que dirigí para un chelista, que me encanta Gustavo Martín, se la dediqué a él. Y... No me acuerdo ni qué otra. Pero fíjate que la dramaturgia como que la dejas, como que tus escritos la dejas allá hasta que te obligan a hacerlo. Cuando se realiza en México el primer taller que ofrece en colaboración el Royal Court con el Centro Cultural Helénico, llaman alrededor de un grupo de que éramos como 10 dramaturgos para colaborar con esta directora inglesa, asesores. ¿Éramos más? 20, sí. ¿En serio? Bueno, yo vi muchos. Es que tú ves doble, yo vi 10, tuviste 20. Bueno, más o menos. No exageraría. Eras exagerada. El caso de esa experiencia, tenemos que escribir una obra y lo tallereamos un poco con los ingleses. Nace el texto de Sánchez Huerta, se mató la niña. Recuerdo perfecto el título. Y tenía un título tan raro que nunca se me olvidó. Vamos a Londres, presentamos una lectura dramatizada. se empezó una lectura de Sánchez Huerta, que es una obra que trata del suicidio infantil, y muchos años después llega a escena, creo que se estrenó ahora acá hace un año o dos. Hace como año y medio. Año y medio se estrena en el teatro El Milagro. Y aquí quiero como conectar en tu discurso, Claudia, como creadora, que no solamente está en la dramaturgia, sino es como un sello tuyo muy especial en la dirección del trabajo que haces. es esta observación, este detenimiento, esta, no quiero decir preocupación, esta ocupación realmente en tu entorno, en el país, en lo social. En las gelatinas era una mujer que vende gelatinas y que tiene un hijo de 40 y pico de años, 41 años creo, que tiene cierta discapacidad. son personajes algo sombríos que los pones en medio de las galatinas de colores. En el caso de Sánchez Huerta es una niña que va a un colegio de monjas y sin embargo llega al suicidio no tanto por sus propios monstruos, sino los monstruos ajenos de su familia. Y también hay una mirada muy particular. ¿Cómo llegas tú a estos mundos, Claudia, a estas escrituras, a estas historias? bueno creo que pues si observo mucho un día una de mis hijas me dice mamá porque te la pasas observando tanto a la gente pues es que de eso vivimos pues si inclusive el otro día mis alumnos con esta cuestión de la caravana en un ejercicio en clase pues les dije saquen sus teléfonos el internet, pónganse a investigar distintos puntos de vista acerca de la caravana y después les di 10 minutos o 15 para que escribieran rápidamente un monólogo, que eso lo he hecho en otros años también y bueno pues ya los escribieron uno escribió a partir de Trump y bueno pues ahí estaban los textos muy buenos, la verdad, la gran mayoría muy buenos, pero después la siguiente semana fuimos a dejarle ropa a los migrantes, a la Magdalena Michuca. Y entonces para mí es muy importante que nuestro arte esté alimentado de lo que está sucediendo en el país. Porque pues entrarle a un rollo como de moditas o de, pues es que ahora todos son así, pues yo también tengo que ser así para ver si pertenezco. A mí se me quedan muy grabados esos textos de José Sánchez de Ñaque, donde dice que nosotros, bueno, los actores, los dramaturgos, los directores, tenemos que incomodar, tenemos que ser un piojo que está ahí pique, pique, pique, pique, y que lastima, a lo mejor no cambia el mundo, pero por lo menos incomoda. Y bueno, pues mis personajes, trato que sea una esquinita muy humilde de la realidad, pero que sí, creo que me gusta mucho escribir sobre la gente que nadie ve, los que nadie voltea a ver. como de los seres invisibles, ¿no? Creo que eso es un poco... Cuando escribo, a veces junto un poquito una historia que alguien me contó con algo que yo viví, con algo que me da miedo decir o de lo que me da miedo hablar o que me da miedo que suceda, ¿no? ¿Será que no escribes más, Claudia, porque te hace falta tiempo entre todo el trabajo que haces? No, te pregunto. o si es eso porque me llama la atención que después de las latinas de Hugo Sánchez Huerta hubo un espacio ahí un vacío como de 7 años hasta que volvió a dar unas comisiones el Royal Court, es muy curioso porque en esta segunda vez que vino el Royal Court bueno, que nos tocó de nuevo coincidir en eso lanzó una convocatoria a todos los dramaturgos que habíamos participado en los talleres y cada quien envió una premisa de una obra que quisiera escribir y tenía que ir alrededor justamente a lo que acabas de decir, de México, del país de lo que va, y seleccionan tu premisa y te comisionan una obra. Sí. Pero me llamó la atención ahora al estar estudiándote es de que no volviste a escribir hasta que volvió alguien a encargarte que lo hicieras. Sí. Sí. Es que creo que sí me hace falta tiempo. Me gusta andar con mi cuadernito y, o sea, sí escribo, pero creo que sí me hace falta estar en un taller o tener a quien leérselo. También después de la muerte de mi papá, ahí hubo un como pasmo creativo muy terrible para mí, como un aplanamiento, como si nada fuera suficientemente importante ni relevante frente a la muerte. O sea, ahí sí creo que me quedé muy callada y fue muy consciente. Lo que pasa es que, pues sí, el que muchos amos, ¿cómo dice? El que muchos amos atiende. A que muchos amos sirve, con ninguno queda bien. Y bueno, pues sí. Ando bandeando. Oye, y a ver Y tú siendo Claudia Ríos La directora o Claudia Ríos la actriz ¿Cómo Te la pasas viendo Las obras que tú escribes en escena Dirigidas por otros? Sánchez Huerta la dirigió Benjamín Khan ¿Cómo vives ese momento de dramaturga De estar ahí sentadita en la butaca Sin decir, a ver, muévanse para acá O hagan esto, la cartulina la quiero de ese color Pues yo no tuve yo no fui invitada a los ensayos. No somos invitados a los ensayos, Claudia, ya te informo. Pero tú si has estado más, o por lo menos, bueno. Aquí yo fui invitada un día antes con cuestiones, Mónica Dion, era exactamente lo que yo había imaginado. En una parte me la pasé bien y agradecida de que alguien pusiera una obra tan sórdida tan dolorosa también mi problema un poco que pasó con esta última encomienda también del Royal Court es que llega la gente y dice es que no está terrible es que si lo sufres Claudia, yo vi la lectura de esa obra y era así de era esa es lo que fue, era muy muy sombría y conociéndote con esta chispa que tienes, con esta energía que tienes, me llama mucho la atención como creadora este punto tan sobre el que es muy difícil tomar en escena luego. Mira, también creo que, esto yo se lo planteé al maestro Leñero, pasó algo con mis obras, que bueno, no es que yo vea el futuro, ni mucho menos sería muy sangrón de mi parte decirlo, Pero cuando escribí las gelatinas, yo veía a una actriz, a Marta Navarro. Y la veía y la veía. Y yo iba escribiendo, hace cuenta, como que me dictaban. Y cuando la anduve buscando para que la interpretara, para la lectura, ¿no? Y por fin, Marta Navarro, qué actriz extraordinaria es. Qué barba, es un monstruo. O sea, es increíble. Y le mandé la obra y me dijo, ¿y por qué me mandaste a mí esta obra? Y yo le dije, pues porque cuando la escribía pensaba en ti. Y me dijo, has de ser vidente. Y de pronto me voy enterando que la obra que yo escribí era su vida. Tal cual. Y después no me acuerdo quién la llevó a su casa. Y llegó así y me dijo, la escenografía, ¿ustedes basaron la escenografía en la casa de Marleón? No, es la casa de Marta. Entonces, como que me ocurren, no sé, unas coincidencias. Y luego con Sánchez Huerta pasó que un día íbamos caminando, Jimena Escalante y yo hablando. Y me dijo, ¿y ahorita qué estás escribiendo? Y le dije, ¿qué tal? Me dijo, ay, es que a mí siempre todas las obras que escribo y luego se vuelven realidad. Y a mí me empezó a entrar mucho miedo porque hablaba de la muerte de una niña. Y luego, bueno, pues yo me fui de viaje, les dieron el apoyo para el Fonca y un día me habla el director que la iba a dirigir y me dice, fíjate que devolvimos el dinero de la obra. Le dije, ¿por qué? Pues porque cuando estábamos terminando de hacer la lectura ya no iba a ser la obra tal actriz. porque le empezó a conflictuar mucho y la nueva actriz que entró cuando terminamos de leer la obra le avisaron que su hijita acaba de morir en un accidente entonces a mí esta situación me paralizó o sea, es la razón me empezó a dar o sea, no sé hasta de verdad me dan ganas de llorar nada más de acordarme no, te acuerdas, échate un vinito Sí, sí, sí fue muy feo. Yo quiero contar, échate un vinito, Claudia. Hay una frase que una vez me dijiste a mí hace muchos años, platicando X en algún momento, que hasta la fecha recuerdo y no se me olvida, y a cada rato como que me repito esa frase en la cabeza. Me acuerdo que desde que te conozco siempre has sido una mujer siempre con mucho trabajo. O sea, si a mí me dicen una palabra para definirla, Claudia Ríos, que podía ser muchísimas, la primera que yo diría es trabajadora. O sea, trabajas mucho. Yo me acuerdo que para hablar con Claudia era hablar mientras se está haciendo otra cosa, porque no podía haber un tiempo para hablar solamente con ella. O sea, mientras Claudia estaba haciendo otra cosa más, en ese momento había que hablar con Claudia. Entonces me acuerdo que estabas como hasta el tope de trabajo y en ese momento te ofrecieron un trabajo más. Creo que fue Cobo del o algo así, te ofreció otro trabajo más. Y tú estabas muy angustiada por tomarlo, ¿no? Entonces yo te decía, Claudia, pues no lo tomes, o sea, relájate, ¿no? No puedes con tanta cosa. Y me dicen, no, Bárbara, yo no le puedo decir que no al trabajo. A mí si me ofrecen trabajo, yo no le puedo decir que no. ¿No? Y me quedó como muy grabada esa frase. Y a veces que yo estoy también envuelta en muchísimo trabajo, pienso lo mismo, ¿no? No le puedo decir que no al trabajo, como diría Claudia Ríos. Entonces, dentro de todo este trabajo, eres una directora muy activa, Claudia. ¿Has dirigido cuántas obras? ¿Más de qué? ¿30? ¿40? Te contratan mucho para dirigir. Cuéntanos un poco, porque también nos interesa oír tus procesos. Tus procesos de trabajo para dirigir una obra que ha de ser procesos distintos cuando son tus proyectos a cuando te contratan para, no sé, cualquier otra dirección. ¿Cómo son tus procesos de dirección, Claudia? Básicamente, cualquiera que sea el tipo o el modo de producción en el que esté ya sea muy comercial, comercial, institucional, alternativo o en un nivel estudiantil, Siempre trato de hacer una investigación fuerte sobre la obra. Hay investigaciones que tienen que ser mucho más profundas. Tener un conocimiento del contexto. No me gusta ser arbitraria. Y ya una vez que ya investigué muchísimo, entonces sí ya puedo empezar a quitar, a poner, a transformar, a modificar. Pero yo creo que la base de mi trabajo, no soy tanto creo que como de un gran espectáculo. Es que en elante mis obras son bastante sencillas y a espacio vacío. Yo creo que si en algo puedo decir que yo soy muy buena, soy muy buena directora de actores. Me gusta, yo creo que el verdadero creador son los actores. Y me pongo a su servicio para irlos guiando, porque ellos son los que le dan significado a todo, y sentido, y vida, ¿no? Y con nada, con un espacio vacío, un actor puede crear todo. Entonces, en eso me gusta ser muy, muy puntual, que las imágenes estén claras, que las relaciones sean complejas y profundas, que el texto esté entonado, que todos los actores estén entonados. Y es chistoso porque yo considero que soy una mujer como muy rebuscada, cuando hablo, pero escénicamente me gusta mucho la limpieza, la simplicidad, la síntesis, el detalle. Me gusta mucho la relación con el público. Me gusta mucho el teatro mexicano. Eres una gran directora también de teatro mexicano, ¿no? Que eso lo hemos visto en varios de nuestros invitados, como hay también siempre un perfil de hacia qué textos te vas. Y tú particularmente has dirigido varias obras, has dirigido obras de Estela Leñero, de Carvallido, hay tres obras que has dirigido de Carvallido. Pero también hay una, como conexión tuya con Shakespeare. Sí, con el teatro clásico. Con el teatro plástico. Hay dos proyectos tuyos que tú has levantado, que han sido Julio César y Otelo. Y la Celestina. Y, ah, es que esa Celestina se me estaba quedando en el tintero, pero he de decir que la Celestina fue un montaje en el 2000... En el 1999. 99. Y luego se volvió a poner en el 2002. Pero cuando se estrenó la Celestina, Fue también como la gran presentación de Claudia Ríos como directora de teatro. Y también te ganaste un premio con... O sea, tú donde llegas, sacas un premio y te vas. Yo voy por todo. Vas por todo, pero luego te vas. Para que no gocen tanto de tu presencia, agarras un premio y te vas. Ahí también te ganan el premio a Mejor Directora de la Asociación de Periodistas Teatrales de México por La Celestina. Era un montaje. Es cierto lo que dices, ¿no? Tus espacios son muy minimalistas, muy justos, pero eso no les quita que sean trabajos de gran aliento. La Celestina era una obra que duraba más de tres horas. Tres horas y media. Tres horas y media. Para que durara más la temporada. Aunque sean horas, ¿no? Quiero decir. Es que apenas... Ok. En horas trabajos y duros. Ok. Con eso sí, creo que también el mundo teatral volteó a verte como una mujer joven, una directora joven que se aventaba un trabajo de gran aliento. ¿Por qué seleccionaste a la Celestina en ese momento? Porque realmente lo fue, tu gran entrada a la dirección del Teatro Mexicano. Pues sí, fue una inconsciente, la mera verdad. Porque nosotros hicimos la Celestina en tercer año de la carrera con el maestro Dagoberto Guillaume. y era una adaptación de Álvaro Custodio. Entonces la hicimos, yo hice la Celestina porque nadie más la quiso hacer. Pero dejaron. El maestro Dagoberto me dijo, usted va a hacer la Celestina porque nadie más la quiere hacer, o sea nadie se quería ver viejita y todo. Y entonces hicimos la Celestina y era cuando la escuela de teatro teníamos la sala Javier Villarrutia y teníamos el teatro Orientación. Y entonces se hacían colas y colas y colas y a la gente le encantaba. La verdad es que es una gran obra. Entonces pasan los años y el que era mi marido me dice, hoy hay que hacer la Celestina. A mí la verdad es que me parecía como algo lejanísimo, ¿no? Y dije, sí, órale, va. Pero entonces en ese momento yo me quedé embarazada de mis hijas, que son cuatas, y como ya no pude seguir actuando porque era un embarazo de alto riesgo, empecé a hacer la adaptación. Me iba creciendo la panza y yo seguía haciendo la adaptación. ¿Y seguías escribiendo un poco más lejos? Sí, porque son 21 actos. Y entonces mi interés era hablar sobre la pasión amorosa. Porque la Celestina es tan larga que la puedes hacer sobre la relación de los siervos y los señores. O sea, lo puedes hacer sobre lo que quieras. Pero a mí me interesó hablar sobre la pasión amorosa. Y bueno, cuando la terminé, decíamos, ¿y ahora quién la dirige? quién la dirige y la verdad pues siempre nunca me había aventado verdaderamente a dirigir había hecho algunos ejercicios y el que era mi marido me dijo pues diríjela tú entonces empezamos el largo peregrinaje de foncas y todo que nos rechazaban y nos bateaban pues yo quién, o sea si era medio conocidilla como actriz pero como directora y la Celestina pues menos entonces Luis Mario Moncada firmó y se fue de la UNAM, entonces ya me dejó ahí el proyecto y pues lo tomó Antonio Crestani, teniendo fe en mí, muy buena persona, y viene la huelga de la UNAM, entonces no podíamos estrenar y yo seguía, pues revisé toda la Celestina, la original, con mi adaptación. Durante la huelga. Durante la huelga, entonces ensébamos siete meses, lo que hizo que todos supieran perfectamente por qué decían todo. O sea, era un conocimiento de la obra absoluta y además muy buenos actores. Luisa Huertas, Mariana Jiménez, Arturo Reyes, Erwin Veitia, Abelina Correa, Fernando Becerril, Eberazate, o sea, actorazos todos. Yo soy muy afortunada, Bárbara. Bueno, ¿y cómo le llamas a los actores para que trabajan contigo? ¿Qué les dices? Pues los enamoro con la obra. En este caso, por ejemplo, para la Celestina inició ensayando la Marta Aura, pero después no pudo, después Adriana Roel, pero luego no pudo, y luego se quedó Luisa Huertas. Y yo me acuerdo que Luisa no me conocía, dijo, permíteme ver un ensayo, fue y se sentó, dijo, ah, bueno, aquí si hay seriedad, se quedó, y bueno, ellos son los que han hecho mi carrera, la verdad, los actores. soy muy trabajadora pero los actores son los que pues sí, los que te hacen ¿no? o sea uno puede ser muy buen director pero si el actor es chafas pues no hay manera y entonces pues nos dieron en la en el Teatro Santa Catarina 30 funciones y era un exitazo y entonces de ahí nos fuimos al Juan Ruiz de Alarcón o sea, es una obra que duró 286 funciones Bueno, y o sea, eso es un archi hit. Ahorita cuando las temporadas son de 30. Sí. Funciona. También luego hicimos matines. O sea, sí tuvimos, o sea, era un exitazo. A mí me emocionaba muchísimo porque, ojo, el texto, el lenguaje lo dejamos como se hablaba tal cual en 1492. Y mucha gente me dice, oye, pero cámbiale la sintaxis. Le dije, no quiero que. pero el vestuario sí era un poco contemporáneo, como si se desarrollara en un barrio de gitanillos, sí era contemporáneo, y bueno, los chavos, era muy emocionante que, por ejemplo, pues se identificaban mucho con Parmen, con estos líos de amores y todo, y gritaban y chiflaban, y a mí el corazón así se me hacía enorme, Es decir, claro, los textos son mensajes en una botella que un autor te avienta desde el otro lado del tiempo, ¿no? Y que siguen viajando, ¿no? Así en el mar del tiempo. Y finalmente llegan a una playa donde uno los recibe. A veces les digo a los alumnos, ¿no? Que es muy bonito concentrarse y dedicarse absolutamente a un personaje. porque los personajes están así en un librito dormiditos, ¿no? Años, ¿no? Y solamente tienen dos horas para vivir, para gritar, ¿no? Y luego se vuelven a dormir, en espera de que alguien los quiera volver a encarnar. Y ahora, de la Celestina, vámonos a estos dos proyectos de Shakespeare que hiciste, que hay pocos años de experiencia. Pero antes dirigí la vida y sueño. Ah, no, sí, has dirigido muchísimo, y sobre todo de teatro clásico. Pero me llama la atención estos dos personajes masculinos que has tomado en tus manos. Has hecho una revisitación de los textos y han sido proyectos tuyos también, tanto Telo como Julio César. Creo que Telo fue primero, ¿cierto? Sí. Julio César es el último. ¿Por qué seleccionara a Julio César de toda la obra de Shakespeare? Porque yo la quería estrenar antes de las elecciones del 2012, pero no pude por cuestiones de buscar financiamientos y todo eso. Entonces, pues la estrené un poquito después. Pero sí, la situación de las elecciones y de lo que está sucediendo en el país, o sea, yo quería hablar de lo que estaba sucediendo, de los baños de sangre ¿no? de la situación obviamente y siempre Shakespeare es súper contemporáneo es un clásico contemporáneo siempre él va a estar hablando de los temas que necesitamos gritar y Otelo pues es que yo creí que yo era muy celosa entonces dije, bueno me interesa este, como se llama hablar de los celos, pero entonces me di cuenta que no, que no era tan celosa. Después de ser Otelo, te parece que no eras tan celosa. No, en realidad no soy tan celosa. No es para tanto. Pero sobre todo también hablar del amor y de la política y de la autoestima. O sea, como un hombre tan fuerte como Otelo, un gran guerrero, es derrotado por un pañuelo. Eso me lo dijo a Alfredo Michel, no es cosa mía. Que también las dos adaptaciones que he hecho las ha hecho Alfredo Michel. De Alfredo Michel, ¿no? Sí. Bueno, pues miren, para ahora que estamos hablando del trabajo de dirección de Claudia Ríos, me gustaría que viéramos un poco de ese trabajo. Vamos a ver fragmentos de algunos de sus montajes. Y bueno, ahora lo que decías de la afición de tu madre de tomar fotografías que dices que yo hubiera podido hacer esa obra, pues ya la hice y ya la dirigiste. Y vamos a recordarla también ahora un poco. ¡¿Quién me llama?! ¡¿Qué es ese ruido, silencio?! ¿Quién me habla entre esta multitud? Oí una voz más poderosa que la busca gritar César. ¡Habla! César se vuelve para escuchar. ¡Cuídate! ¡Al quedarnos un pedazo! ¿Quién es ese hombre? Un clarividente dice que te cuides al llegar los siglos de marzo. Tráigalo a mi presencia. Quiero ver su cara. ¡En la cara! Me asombra que un hombre de espíritu tan débil marcha al frente del mundo y se lleve las palmas del sol. La gente vuelve a gritar. ¿Será porque le han dado nuevos honores a César? Pues claro. Si eres un coloso en un mundo así de estrecho y nosotros, hombrecitos, caminamos sin rumbo bajo sus inmensas piernas para hallarnos tumbas de deshonra. Yo nunca he creído en los presagios, pero hoy me aterran. Un ciervo me contó los horrores de la noche. Una leona vio a luz en plena calle. Las tumbas se abrieron y arrocaron a los muertos en su boca. Era al menos con una fotografía que guardara en la cartera para... cerciorarse de que la gente existió. que tuvo unos padres de verdad y un hombre al que se amó y que no, fueron seres imaginarios. Las fotografías en la cartera te dan esa pequeña certeza. ¿Lo sabías? No, no lo sabía. Le dijo nada a despedirse y que volviera pronto. Mario nos robó. falsificó nuestras firmas y hipotecó la casa. Metió el dinero al banco a nombre de una desconocida. Tú. Eso estuvo mal. Muy mal. Así que si de veras quieres ayudar en algo, rescata ese botín por nosotros, Natalia. Hola. Dicen que cuando se hace un silencio en una conversación está pasando nada. Tiene los mismos ojos que tu madre. Con el tiempo aprendí que el verdadero secreto es saber combinar lo que uno tiene. Solo así se puede preparar un parque de chocolate perfecto. Si la vida fuera perfecta, Natalia, siempre encontraríamos todos los ingredientes necesarios en su sitio y en su tiempo. ¿Y si le hiciste o le dijiste algo para que se fuera? ¿O sabes en la que te metiste y me oíste? Por educación, ¿sabes? Aunque no nos guste, se debe de asistir a los funerales de la gente. Y más aún si te invitan. La ponías en tu cartera. Tiene sus ojos. ¡Lo sabía! y bueno ahí vemos también un poco esto que nos decía tus espacios son son muy justos incluso yo me acuerdo con pequeñas certezas tú diseñaste un tanto colaboraste también en diseñar lo que era el espacio y eran los elementos justos pero también había como un gran trabajo con los actores acá en Descurso tenemos muchísima gente que ve este programa que son jóvenes realmente, ¿no? Nuestro objetivo es llegar a esas nuevas generaciones que están haciendo teatro y que se están haciendo exactamente las mismas preguntas que nosotros nos hicimos hace mucho tiempo y una también de las preguntas que siempre salen ya tengo sus preguntas del público es si Esto que me mencionabas hace rato, ¿no? De ser directora de actores. De repente es algo que, hasta yo lo pregunto, se puede ser director de algo más si no es de actores, pero sin embargo, es cierto que no todos los directores tienen este trabajo tan detenido con ellos, ¿no? Y una pregunta que es muy recurrente acá es, ¿cómo le haces para comunicarte con el actor? para sacarle eso que tú necesitas para tal personaje, para tal tono en que tú como directora estás haciendo un montaje? Primero me tengo que dar cuenta cómo, estudio un poquito cómo es la personalidad del actor. Hay actores que es necesario que ellos piensen que tienen el poder, hay otros que les sugieres, hay otros que les ordenas, Pero lo que más hago es estimularlos mucho, motivarlos para que amen a sus personajes, saber que, brindarles confianza, que sepan que estamos trabajando. Y sobre todo, a mí me gusta mucho trabajar con los actores que les gusta la minuciosidad y el rigor. Porque cuando son actores que nada más se lo quieren aprender por encimita, yo me empiezo a sentir como ridícula, como que no entiendo ese universo de memorízatelo de trazo y vaya. Me cuesta mucho trabajo, porque nosotros nos dedicamos a crear a seres humanos, ficticios, pero creamos seres humanos con deseos, con necesidades, con anhelos, con una vida anterior, pero sobre todo con algo que decir. Y pues sí, básicamente los estimulo con imágenes, con situaciones. Ellos van conectando también con cuestiones propias. Muchos traen propuestas de cosas que ya fueron alucinando. Es como una negociación continua. ¿Cómo crees que, no, tu idea, no, tu ideal, que sería justamente este actor ideal con el cual un director se encuentra para trabajar. ¿Qué disposición, qué virtudes podría tener este actor ideal con el que a ti te gustaría trabajar? Sabes que yo he trabajado con casi puro actor ideal. O sea, he sido muy afortunada, de verdad. O sea, he dirigido a las mejores actrices de este país. Y lo que me doy cuenta es que los actores con los que yo trabajo muy bien son con los actores muy amorosos, que son dedicados. ¿Amorosos en qué sentido? ¿En su trabajo? En su trabajo hacia el personaje, en su dedicación, en las horas de estudio, en las horas en las que se dedican a detallar, sentir cómo ellos están creando continuamente, no solamente a la hora del ensayo, sino que traen al personaje en su mirada. Recientemente, pues Lisa Owen acaba de interpretar dos textos tuyos y uno la ve, llegaba yo a su casa y ya se había puesto unos senos, unos implantes ahí para que el personaje pareciera tal y mascadas y esto. Ya había inventado no sé cuántas cosas. Y la verdad es que hay actores muy buenos. Hernán Mendoza es increíble. Y Aarón Hernán, un actor de 84 años que sigue teniendo la curiosidad, la generosidad, el nivel de estudio, de compromiso. Son actores que aman el teatro, que aman crear, que tienen una buena técnica, que tienen una buena metodología y que tienen la dedicación para aguantar las repeticiones, la investigación, las pruebas y errores. Y creo que esa cuestión amorosa tiene un componente que se llama humildad. Porque son unos genios. Luisa Huertas, o sea, Emma Dib, Mariana Jiménez, Enrique Arreola. Bueno, no es que de verdad he trabajado con Cecilia Suárez, Angelina Peláez, Amanda Falmo. Es que son increíbles. Y Claudia, además hay algo que tú hiciste, y yo lo recuerdo perfectamente. Ahora, por ejemplo, hablamos en el 2018. Ahora, por ejemplo, con los nuevos sistemas de producción de teatro que hay en México, donde el Estado ha dejado de producir teatro y ahora esa figura la ha tomado EFI Teatro, que eso es una cuestión de estímulos que se logran a través de que la empresa privada usted dé la lana para producir teatro. Entonces, se ha vuelto un tanto, ha habido como una exigencia en la nueva producción teatral de tener en el reparto que haya, lo voy a decir tal cual, gente taquillera. Las empresas dicen, ok, sí te doy lana, pero me pones gente taquillera, algo de la tele que venda boletos, ¿no? Pero yo me acuerdo que antes de que eso imperara en la producción mexicana, mucho antes de eso, tú lo empezaste a hacer. O sea, tú empezaste a romper como esos esquemas de los actores de teatro y los actores de tele. O sea, yo recuerdo cuando montaste Otelo, ¿era Natalia Lafourcade? ¿O la querías? Quería que Natalia Lafourcade fuera. Ajá, yo me acuerdo que me platicaste en tu camioneta y yo, ¿qué? Pero fue... Es que es muy buena actriz, Natalia. Ajá, pero esta cuestión de como además eres cazadora de talentos. además haces como tus elencos pensando en lo mejor para el personaje y no te ha importado yo creo que tú eras una pionera en eso, en romper que en su momento se te criticó por eso en ciertos círculos de poner a Ana de la Reguera protagonizando un Shakespeare fue como muy escandaloso lo recuerdo, mucha gente no quería ir al teatro a ver tu obra porque ¿cómo va a estar Ana de la Reguera ahí? Sin embargo tú la pones pero junto a Hernán Mendoza. Y junto a Carlos Corona. Exacto, y Carlos Corona. Tú eres el pionero en hacer este tipo de mezclas. ¿De dónde surge eso? Bueno, sabemos que eres tanto docente, tanto en Casa Azul como en la ENAT, como en el Centro de Capacitación Artística de Televisa, no sé cómo se llama el nombre. Centro de Educación Artística. De Educación Artística, el CEA. Entonces, tienes un conocimiento súper amplio de lo que es la actuación en México y de quienes están haciendo teatro. ¿Cómo rompes todo eso y empiezas a hacer tus elencos? ¿Cómo armas tus elencos? Ay, es que sabes que yo nunca he creído en los grupitos. Porque siento que son guetos de personas que están como... Sí creo en la calidad actoral. Ojo, ¿no? O sea, tampoco es como meter a cualquiera. Y también creo que uno no puede proceder con prejuicio hacia nadie. Hacia nadie. Y la gente de teatro tenemos que ser los menos prejuiciosos y los más abiertos y los más incluyentes. En algún momento, ya murió, me acuerdo que me citó en un lugar para comer el caballo. El Caballo Rojas. El Caballo Rojas, porque quería que lo dirigiera en una obra. Y yo dije, voy a ir a comer con el caballo. Y me senté y dije, órale, qué señor tan culto y tan sensible y tan conocedor de su oficio. Y yo siempre he creído que se deben de romper las barreras. Siempre. Incluso has hecho que otros rompan las barreras, ¿no? Con Eugenio Cobo, como director del CEA, un día le dices, oiga, ¿y usted por qué no se viene a actuar a mi obra? Y el otro casi le da un ataque. Una obra de la UNAM, ¿no? De la UNAM. Era con Adriana Roel, justamente, ¿no? Lu Andrea Salomé. Sí fue un exitazo esa obra. Y pues sí, me traje el director del CEA. Y Tati Cantoral estuvo en Julio César. Es que yo creo en los artistas. O sea, Tatí Cantoral es una gran actriz, gran actriz. Y que de pronto la gente de teatro piense que solamente es la maldita lisiada la que hice maldita. O sea, es perderse de una actriz con unos niveles enormes. Y no sé, a lo mejor yo he vivido mucho con los prejuicios que si me estatura, que si eres mujer, entonces me saco, me chocan. Yo creo en la gente trabajadora, amorosa y dedicada. Por ejemplo, Ana de la Reguera, muy amiga de Cecilia Suárez, Ceci eligió hacer Emilia en Otelo, y de pronto recibo un mail donde dice yo de una tal Anabel Gardoki. Me dice, hola, ¿qué tal? Vino Ceci a verme aquí, estoy en Los Ángeles, a mí me encantaría, por favor audicióname para ser de Sémona, yo viajo para allá, yo hago lo que tú me digas, por favor. Y abajo Ana de la Reguera. Y yo dije, ¿te cae? Y yo le dije, oye, aquí no se puede pagar lo que tú estás acostumbrado. No, no, no, yo quiero aprender, yo quiero hacer. No trabajábamos sábados, domingos, en las noches, o sea, no sabes el trabajo. Y era desde Mona. Y era desde Mona. Y entonces era muy emocionante ver a Ana de la Reguera haciendo ese papel, obviamente junto con Cecilia Suárez, junto con Carlos Corona y con Hernán Mendoza y el reparto, Antón Araiza. Era una súper mezcla. Sí. Era un súper elenco. Y por ejemplo, en todos los personajes de los soldados, yo dando clases en las tres escuelas, me traje a cuatro de la escuela de teatro, cuatro del CEA y cuatro de Casa Azul o algo por ahí. Entonces yo los puse a convivir a todos, ¿ves? Y también hay una trampa de mi parte, porque yo vengo del CEA, pues soy el mejor. Entonces todo se portaba muy bien, ¿no? O sea, yo vengo del CEA. Es una estrategia. Sí, pues sí. Pero además me llevé los mejores alumnos que yo tenía. Y por ejemplo, Alan Uribe fue la primera vez que entró al teatro profesional. A Antón Araiza lo he estado jalando. Gaby Pérez Negrete, ¿no? A Gaby. Bueno, sí, a Gaby y Antón estuvieron en… Creo que he tenido también muy buen tino para impulsar alumnos. Me gusta. Te digo que eres como cazadora de talentos también. Eres buena para el casting. me gusta mucho que así como mucha gente a mí me dio la oportunidad y creyó en mí y que yo tuve la oportunidad a los 19 años de estar pues trabajando junto a Miguel Córcega y estar aprendiendo y aprendiendo y aprendiendo de ellos pues también llevar a mis alumnos inclusive cuando eran mis cumpleaños ya ahorita ya no lo hago pero nos íbamos todos a bailar al Gran León e invitaba yo a mis alumnos del CEA, de TALTA para que convivieran y para que ya se quitaran esos rollos de que tú eres así porque eres de tal escuela. No, tú eres. Y eres digno de respeto y de atención sin etiquetas. O sea, creo que no pueden haber etiquetas. O sea, nos hace mucho daño los fifís, los chairos. O sea, somos mexicanos, tenemos todos que luchar por un mejor teatro, por una mejor calidad, por un compromiso verdadero, no por guetos, no por bandas. Y hablando de eso, creo que hay dos preguntas de nuestro público. ¿Sara? ¿Sara Mendoza? Ah, salió ahorita Sara Mendoza. Bueno. Pero ella pregunta, es de la ENAT. ¿Qué significa ser directora mujer en este país? A mí siempre me han recibido con mucho respeto todos. O sea, funcionarios. Pero sí, algo que yo noto es que, por ejemplo, yo siento que yo siempre tengo que volver a empezar. No sé si lo sientan así los hombres, no lo sé. Pero que si yo me desaparezco tantito, ¿no? O sea, hay una necesidad de estar demostrando. Ajá, como que siempre estoy a prueba. y siento que los hombres como que de manera mucho más inmediata, no inmediata, pero les es mucho más fácil tener credibilidad. Hay como un rasguillo siempre como de, ah, ¿no? Yo tengo un carácter fuerte, trato de ser simpático y todo eso, pero trato de ser muy firme y creo que por eso me he ganado el respeto de todos. Los técnicos han sido muy gentiles conmigo siempre. no me he considerado nunca discriminada ni mucho menos pero sí sé que hay otras compañeras que se la ven más difícil yo creo que a mí me funciona un poco que son muy grandota y que es asaltota y que de pronto tienen un carácter que he sido como muy firme pero sí sé de otras compañeras que les cuesta mucho trabajo a todas costado, pero me da mucha emoción ver que cada vez hay más directoras y todas súper buenas y todas, las noto a las directoras más jóvenes, muy arriesgadas, muy irreverentes, muy trabajadoras, muy propositivas y muchas. Entonces, pues eso para mí es súper emocionante porque pues si antes era Marta Luna, este... Eran contadísimas. Eran contadísimas. Yo ya pertenezco a una generación, ¿no? Sandra Félix, que es una directora espléndida. Lorena Massa. Pero aún así, por ejemplo, Lorena, Sandra, tú, son como, vamos, no quiero decir generación porque nunca he gustado eso, pero de alguna manera como un movimiento que eran como las conocidas, ¿no? Hace 10 años y tal han permanecido. Ahora es cierto, coincido. Hay muchísima gente que está haciendo cosas. pero si hay como una gran preocupación porque incluso que hay otra pregunta al respecto de Aranza Aranza, ok hola, que también pregunta lo mismo, o sea, ¿cuál es el reto? ¿ha habido algún reto en el medio artístico al ser una directora mujer? y te digo, siempre que han venido invitadas acá es curioso, en estos tres años de descorche en el primer año creo que nadie preguntó eso En el segundo, un poco, y en este último año ha habido una gran necesidad de preguntar cómo hacerle siendo mujer y destacar en el medio teatral. Será porque se ha abierto también mucho más esta situación que ha permeado no solamente el teatro, sino muchísimos ámbitos en México y ahora se está abriendo mucho más. te ha ido bien, pero también cómo lo has sorteado, qué te ha significado, como lo pregunta Aranza, cuál ha sido el reto. Pues, yo creo que el reto es que de verdad yo no me puedo quejar y mira que no me siento que hay mi padrino o me movió, no, o sea, he estado generalmente todos mis proyectos, yo voy y presento carpetas y lucho y voy y vengo. El reto pues es mantenerse conectado a la realidad y al público, no en una cuestión de ser condescendiente, sino de tener siempre algo que decir, algo que opinar. Tal vez ahorita mi propio reto a los 53 años que tengo es actualizarme. y seguir siendo yo, pero actualizada. De pronto es algo que yo he estado sintiendo últimamente. Bueno, a lo mejor ya tendría que irme a tomar varios cursos, o irme a viajar, o ir a ver teatro más, para renovarme. ese es para mí el teatro mi reto para pues para que mi poética vaya a otro lado sigue evolucionando, bueno siempre lo has dicho desde un principio te definiste como alguien que le gusta estar aprendiendo siempre entonces eso no se te ha quitado el aprender Emiliano Hernández se están negando ustedes Quieren decir que ustedes son. Ok. Pero él pregunta, ¿qué texto se te ha dificultado más hacer? O sea, ¿qué texto que ha llegado en tus manos para dirigir y que lo tengas que hacer le has encontrado más dificultad? Bueno, siempre son los textos que están mal escritos. Ok. O sea, los textos, yo me acuerdo que cuando empecé a dirigir La Vida y Sueño, Sentía como que yo estaba así parada frente a un edificio inmenso, enorme, descomunal. Yo decía, pero ¿cómo yo, Bill Mortal, voy a poder dirigir esta obra maestra? Y Calderón y todos los grandes dramaturgos son muy generosos, te llevan. Te llevan, vas sintiendo como que te hablan. Te inspiran, te hacen que las cosas se vayan moviendo con una naturalidad muy singular, ¿ves? Los textos cuando no están bien escritos, hijo, la arreglas de acá, pero se desarregla de allá. O sea, es muy difícil, es una batalla. Y otra pregunta es, y me encanta esta palabra, ¿no? ¿Qué es lo más laborioso? Laborioso de montar una obra. yo creo que el trabajo de mesa y eso es algo que yo aprendí con el maestro Luis de Tavira estuvimos trabajando como año y medio traición de Harold Pinter y terminamos nuestro curso que se alargaba y se alargaba en Casa del Teatro en San Cayetano estuvimos ahí encerrados como tres semanas y él se sentó con nosotros e iba texto por texto, línea por línea, coma por coma, por operación mental, por operación mental. Todo perfectamente. Entonces eso es un trabajo muy minucioso, es muy bello, porque a veces uno lee la obra, pero pronto se abre en toda su dimensión y luego vámonos a sintetizarla, ¿no? cuando ya uno empieza a trazar y a encontrar los estímulos y que vaya entrando en el cuerpo del actor, ¿no? Pero para mí el trabajo de mesa es como empezar a crear el mundo, a irlo fundando. Por ejemplo, ¿cuánto tiempo le dedicas al trabajo de mesa en tus montajes? Depende de la obra. Hay obras como La Celestina, que uno podría estar seis años, ¿no? O la vida es sueño. Pero generalmente hago un mes de trabajo de mesa, un mes de trazo y de ensayos, y luego otro mes en el que voy integrando toda la producción, ensayos generales y todo eso. Son tres meses aproximadamente. De trabajo en tus procesos ideales. Ideales. Ya. Muy bien, Claudia. Pues vamos ahora a una otra faceta tuya, que creo que es una faceta que gozas mucho y también nos has dado un poco de ella, que es tu faceta como actriz. En alguna entrevista que estoy viendo tuya decías que, por ejemplo, en la televisión de pronto te dan los personajes de la mala y de la villana, porque tienes un poco el tipo, ¿no? Eso decías tú. En teatro has hecho personajes muy variados. Sin embargo, yo creo que hay algo que todavía no hemos explotado tú y yo, que es una viscómica. Ah, sí, es que yo soy muy buena chis de teatro. Pero aparte es que... Necesito trabajo, llamen. Llamen a Claudia Ríos, 1-900-Claudia-Ríos, por favor. Pero es que tienes una viscómica que no sea explotada. O sea, a mí me haces reír muchísimo. Tienes una manera de decir las cosas de pronto en una conversión X que te botas. O sea, ya ni sé qué te iba a decir porque ya me boté la risa, ya no puedo continuar. Y creo que eso, hay algo dentro de ti, esa Claudia Ríos actriz que nos hace falta ver más allá de la villana. Pues que me inviten porque, sí. Sí, ¿no? Pues vamos a ver un poco de la actuación de Claudia Ríos. Tenemos un poquito tuyo en cine, en teatro y en televisión. No me gusta verme, pero bueno. Pues ya, estás aquí. Venga, vamos a verla. ¿Por qué no sientes entonces no cumplas esas órdenes que son órdenes de diablo mismo? ¡Caballero, no se ha mandado! ¡Qué es un tío, señor! ¡Ay, lo siento bien! ¡Llévalo a morir! La feina es otra cosa que la capacidad personal de enfrentarse con cosas relacionadas con hacerlo correcto. Obviamente no entendieron el título. No te ayudes, hermano. Está bien, Tomás. Todo está bien. Solo tenemos que conseguir a alguien. ¿A alguien? ¿Pero a quién? A un experto o a uno de esos desarticuladores. Hola, mamá. ¿Qué haces, mi amor? Nada. ¿Por? Ayúdame. Ay, este es un día horrible. ¿Cómo lo divertiste? Mi amor. ¿Qué se te antoja, sena? Nada, no tengo mucha hambre. Gracias. Voy a dormir. ¿Qué haces? Tengo una buena idea Bueno, que descante Ahora sí, esa piruja está metida en un callejón sin salida Todavía no bailes en tu milpa. Una de tus muchachas de tu vida y de aquí puede abrir el hocico. Esas perras no van a ladrar. Les tengo puesto un bozal a todas. De seguro un cliente, los clientes no se acaban. ¿Aló? ¿Con qué tamaños me llamas, piruja? Necesito hablar contigo. Pues hubiera sido el juicio de tu admirada regia y allí hubiéramos hablado largo y tendido, pero veo que ya no eres tan fan de esa asesina. Por eso te llamo, porque sé todo lo que está pasando en el juicio. Me pidieron que declare a favor de la regia y si yo canto, se los carga la fregada a ti ya, Fausto. ¿De dónde sacas semejantes jaladas? El Fausto y yo estamos limpios y si me llamaste para sacarme algo que me comprometa, estás bien mensa, porque yo nada debo y por eso nada temo. Esta taruga le quiere dar hostias al papa. Pero son tres puntos tuyos muy distintos, ¿no? Tienes mucho trabajo de actuación en cortometrajes, en cine, en gente que se hace... Este de Lisa Miller, por ejemplo, fue un cortometraje que tuvo muchísimo éxito, ganó varios premios. Sí, La Palma de Oro en Cannes. Ay, no más, ¿no? Sí. Y son tres personajes, Es Sofía Espinosa, tú y el chico, ¿no? Y Diego. Diego Catena. ¿Cómo fue tu experiencia con este cortometrano? O sea, ¿cómo, vamos, desde dónde construyes, elaboras partes para ser como este personaje de la mamá en Ver Llover, pero de pronto tener la eficacia y el timing correcto para ser esta villana en una telenovela? Bueno, pues sí, parto de estudiar al personaje, de trabajar mucho con el director. Elisa fue muy puntual conmigo, trabajamos mucho y también creó un ambiente muy lindo. Nos vimos en varias ocasiones con Sofía, con Diego, entonces sí me dio chance de establecer una relación de madre e hijo con él. Y bueno, en Estela Carrillo, la doble vida de Estela Carrillo, pues ahí yo siento que es un poco más complicado porque generalmente me llaman por mi físico. O sea, se ve mala, se ve madreadora, llámela, ¿no? O sea, este, pero, y también es un poquito complicado justificar personajes que son malos, malos, malos, malos. porque hice otro personaje muy parecido para el Hotel de los Secretos, pero ese personaje tenía una justificación muy profunda. Y aquí, pues bueno, solamente veíamos esa parte en la que ella es mala, ¿no? Y ambiciosa. Y en Capadocia también hiciste un personaje en esa serie. Ajá, sí. Con Argos es con quien más he trabajado. Estuve en el octavo mandamiento que hice una periodista, un personaje bien bonito. en Capadocia, que era una señora que por fin tomaba venganza. Pero sí, sobre todo en Argos he hecho personajes como más variados, menos estereotipados con respecto a mi físico. Y eso pues se agradece muchísimo. En teatro, pues es una lástima que no trabaje yo más. Porque creo que es en lo que yo siento que soy más potente. O sea, como actriz. Creo que soy muy feliz actuando. Pero sí, trabajo poquito. Pero lo has hecho poco. Y a lo mejor tiene que ver un tanto con lo que te decía la dramaturgia, ¿no? Le dejas menos tiempo. La actuación requiere mucho tiempo. Sí, aquí, por ejemplo, mi vida de una manera muy bella ha estado condicionada por ser mamá. Así es. Y por ser una mamá sola, ¿no? Entonces, estuve en un montaje donde en un ensayo yo llevé a mis hijas, eran chiquitititas con sus juguetitos, y el director se puso muy mal. Dijo, no, no, no, nunca más, yo no quiero que te llegas a tus hijas. Y fue muy cruel. Entonces, pues bueno, finalmente yo hice la temporada, pero me quedó muy claro que mientras que yo las criara, yo tenía que encontrar varias alternativas, porque también yo las mantengo sola. Entonces yo tenía que encontrar alternativas para poderlas crear y seguir haciendo lo que más amo. Y sabía que no las podía llevar a los llamados, no las podía llevar a los ensayos. Entonces fue ahí donde yo me empecé a diversificar, ¿no? O sea, me volví maestra, dramaturga y directora. Y como directora, pues a quien no le gustara que mis hijas estuvieran ahí, va. O sea, yo ponía las reglas. Y mis hijas crecieron en las butacas y en las cabinas de iluminación y de sonido junto conmigo. Fueron niñas que se sabían de memoria la vida y sueño, Macbeth. O sea, crecieron dentro del teatro. Pero inclusive para ellas me decían que localizan como el lugar más entrañable del mundo el Teatro Juan Luis de Alarcón. O sea, el lugar que yo creo que es el que identifican como su hogar. Porque ahí crecieron viendo la Celestina, Lu, este hotel. O sea, su vida ha transcurrido en ese teatro. Entonces, sí, no fue una como desidia, sino que fue una decisión. Yo me podía comprometer a hacer cortometrajes. Por el tiempo. Porque yo las llevaba a la escuela, les dejaba comer, ¿no? O sea, y bueno, muchas exalumnas o alumnas, que hay una de ellas que muy generosamente, mientras que eran estudiantes, me ayudaban a cuidarlas. Pero a mí me quedó muy claro, después del comentario de ese director, que luego pasaron los años y yo terminé cuidándole a Suchito. Comer la vida. Comer la vida, ¿no? Que no podía ser teatro, o sea, como actriz. Y creo que esto se liga un tanto con las preguntas que te han hecho, ¿no? De qué significa ser mujer haciendo teatro. Porque todos los que te conocemos, Claudia, desde hace años, sabemos que una gran faceta, una gran parte, o sea, que Claudia Ríos es mamá. ¿No? Es así. Claudia Ríos es mamá de dos fabulosas gemelas que las hemos visto crecer a tu lado y estando ahí, que se pueden soplar un ensayo aburridísimo de cinco horas. Igual lo pueden disfrutar. Y ha sido muy admirable cómo justamente esto que has dicho, cómo has crecido con ellas y cómo has incorporado tu actividad teatral siendo mamá. Y que al final ahora una de ellas es actriz. Sí, muy buena. Muy buena actriz. y yo recuerdo una vez que coincidimos en Casa Azul justamente, tu hija acababa de entrar como alumna a Casa Azul y me dicen, no, es que entré, pero nadie sabe que es mi mamá. No queremos decir que es mi mamá para que no se enteren que es su hija de la maestra. Y yo, dentro de mi cabeza, a ver cuánto les dura el engaño. Creo que no les duró ni dos meses. Sí duró un rato. Estuvieron fingiendo un rato. Y además como, ella no es así tan grandota como yo, o sea, así nos parecemos, pero ahí se iba como escondiendo. Me negaba. Ella te negaba y tú la negabas a ella. Pero bueno, finalmente, pues bueno, son más de hija. Y que, es una pregunta muy, pues no sé si hay respuesta para eso que no sea la que estoy pensando, pero ¿qué significa para ti, Claudia, que has? Porque la palabra, la palabra estoy absolutamente segura que vas a coincidir conmigo. La palabra no es sacrificio, en absoluto. Lo que tú hiciste con tus hijas, a la vez de no dejar tu carrera teatral, y que ahora una de ellas, que dedicarse a esa misma pasión que tú tienes, ¿cómo lo has vivido? ¿Cómo? Sí, o sea, ¿cómo has vivido ver a tu hija ahora siendo actriz y ponerte en la posición de que en un momento tú misma puedes dirigir a tu propia hija? Ah, yo siento hermoso. Inclusive cuando la otra se fue a nutrición me sentí como medio… ¿Traicionada? Traicionada. Dije, no, no, no, de ninguna manera. Primero me entregas a mí aquí un diploma, una licenciatura en actuación y luego estudias lo que quieras de hobby. Pero aquí una licenciatura en actuación. En esta casa se estudia teatro. Aquí se estudia actuación. O sea, ¿quién le iba a dejar mi latifundio de estudios teatrales, todos mis logros, no? No, pues siento bien bonito, o sea, he tratado de proceder un poco como lo hizo mi papá conmigo y que ellas sean felices, que sean felices, o sea, ¿de qué se trata esto, no? De amor a ser felices. Y me da mucho orgullo verla porque, por ejemplo, soy una actriz como más, con una energía muy grandota. Y ella es una actriz muy sutil, muy para adentro, con un mundo interno bien interesante. María de Villa, así se llama. Recuerden. Un 900 María de Villa. María de Villa. Ella tiene su propio estilo y tiene su propio mundo y sus propios intereses. O sea, claro, sí nos gusta platicar mucho, inclusive Ana, que también es muy buena actriz, pero pues ella decidió ser nutrióloga, pues nos gusta mucho ir al teatro y a ellas les gusta también mucho ver a mis alumnos o lo que estamos haciendo y estarme dando opiniones de todo. O sea, sí, creo que tenemos una familia muy interesante. Y que ha encontrado también sus propios códigos y cómo funcionar. Y esa relación con tus hijas, Claudia, también te ha hecho tener como una gran conexión con la gente joven. No solamente de verlos desde un plano como maestras, sino pues de crecer con esta gente joven, de ver sus inquietudes, de ver de esta manera distinta a los que podemos crecer, a los que crecimos en otra generación. Tienes 17 años dando clases. En la Escuela de Teatro, en el 2019 voy a cumplir 20. Ok, según mis cuentas, tienes 14 años en Casa Azul. Ajá. Tienes 17 años en la ENAT. 19. 19 años en la ENAT. Y 12 años dando clases en el CEA de Televisa. Ajá, sí. Es muchísimo. Son muchos años. Son muchas generaciones. Son muchos jóvenes. son muchas clases, es mucho compartir. Y por eso te hago esta pregunta, ¿tú cómo has visto una evolución, un cambio, intereses han cambiado, son distintos entre alumnos deseosos de hacer teatro de hace 15 años, del milenio pasado o de ahora? Mira, yo creo que la gente joven sigue siendo igual de valiosa y de valiente y de creativa. Obviamente, pues desgraciadamente muchas veces se acercan muchas personas a esta carrera que se acercan con una fantasía o con un espejismo o con motivaciones muy extrañas que no tienen muchas veces que ver precisamente con hacer teatro. pero la gente que tiene las cualidades y todo eso pues yo la sigo viendo igual de entusiasta y de padre como la gente de mi época lo que es muy doloroso para mí como maestra es ver el pésimo sistema educativo del cual proviene o sea es doloroso ver las faltas de ortografía el bajísimo nivel de lectura pero no es responsabilidad de ellos ellos no son menos por no traer mejores herramientas eso corresponde desgraciadamente a una realidad nacional que no es su responsabilidad entonces nos corresponde a nosotros a los maestros irles dando las herramientas que vayan al cine, que vayan al teatro que vayan a exposiciones, que vayan a danza, ópera, que lean más libros, irlos acercando a tal vez todas esas cuestiones que no es que no las hubieran, porque hay montones de opciones gratuitas donde los muchachos pueden asistir, pero pues no sé tal vez la indiferencia de las escuelas, de los maestros, eso es lo que a mí más me parece doloroso, Pero, sin embargo, pues hemos visto unas muestras de solidaridad de los chavos verdaderamente heroicas y súper entrañables. O sea, ver los que no dormían por ver cómo podían apoyar, ¿no? La cuestión de los estudiantes de Ayotzinapa. o por ejemplo recibir a mis alumnos después de tres semanas de estar recogiendo escombros y sacando cadáveres heroicos, chavos en un nivel altísimo que merecen, no sé, perdón, me emociono mucho, pero que merecen todo nuestro respeto, toda nuestra dedicación, toda nuestra honra y todo nuestro tiempo. Ay, son increíbles, increíbles. Claro, hay que tener mucha paciencia, hay que formarlos de una manera estricta y rigurosa. Eres estricta, Claudia, yo me aseguro que sí. Sí, pues bueno, ellos sabrán, pero sí. Además, Claudia, a ver, enseñar teatro es una cosa muy delicada. Es muy delicado, ¿por qué? Porque no es dar una clase de física, no es dar una clase de contabilidad, donde hay números, donde la materia que se enseña es ajena. El teatro maneja mucho la materia humana, como decía aquí tu exalumna hoy, asistente de dirección. Se mueven los sentimientos, las emociones, la personalidad de gente muy joven, que como dices tú a veces están ahí. La autoestima. Autoestima, justo. De gente muy joven que de pronto se acerca a esa carrera creyendo que es una cosa y se encuentra con que es otra. desde tu punto de vista Claudia ¿cómo es desde tu punto de vista ¿cómo debería ser o ¿cómo debería el maestro de teatro impartir estas clases? o sea ¿cuál no sé si me explico con mi pregunta? o sea ¿desde dónde tú crees que es la mejor postura para ser un buen maestro de teatro en estos tiempos? yo creo que hay que brindarles puntos de inspiración y de esperanza que ellos sepan desarrollar su propio talento que aprendan una técnica que aprendan que esto es una cuestión de repetición pero yo creo que lo que se tiene que desarrollar es la autoestima, el trabajo en equipo, la responsabilidad y el pensamiento lógico. O sea, un alumno con una buena autoestima puede ser humilde, puede ser dedicado, porque sabe que se merece lo mejor. Hay que enseñarlos, pues sí, a saber que esto es un trabajo en equipo, que no puedes llegar tarde que no puedes faltar que hay una manera de decir las cosas y pues sí fomentar la curiosidad del saber que existe el otro que existe los otros que hay una realidad que nosotros sin querer ser así muy acá pues sí nos toca hablar de nuestro tiempo de las cosas que nos van doliendo y sobre todo que ellos desarrollen su propia creatividad o sea lo que vinieron al mundo y que sean felices haciéndolo pero yo creo que el componente más grande como maestro yo creo que hay que tener mucha paciencia mucho sentido del humor y amor hay que quererlos mucho y para ver un poco de que este no es solamente el discurso de Claudia Ríos, quisiera compartirles un poquito de un proyecto que surgió con tus alumnos de Casa Azul, justamente como mencionabas hace rato, de cómo recibir un grupo que se reanudan las clases después de un terremoto donde muchos de ellos estuvieron quitando escombros, tratando de rescatar cadáveres, a cómo recibir también un grupo tocado por acontecimientos sociales que no dejan de afectarles y que es algo que no va a dejar de suceder. Quisiera compartirles un poco el trabajo de Claudia Ríos como docente con un proyecto que de pronto surgió en Casa Azul que se llamó 31 cicatrices. 21 cicatrices. 21 cicatrices. Tengo la fortuna de tener un grupo de personas sensibles, jóvenes. Son chicos del primer semestre de la carrera de actuación. De hecho, esto ni siquiera lo deberíamos estar haciendo, deberíamos estar jugando, imaginando cosas, pero sí nos vimos expuestos ante lo urgente. Cuatro de enero no pudimos tener clase porque como estaban habiendo muchos saqueos y marchas y gente movilizándose en todo el norte de la Ciudad de México, pues casi la mitad de mi grupo no pudieron llegar a clase. Al otro día los cité y entonces pues yo pretendía empezar a dar la clase, pero los sentía como tristes, muy confundidos, enojados, pero sobre todo los sentía como muy vulnerables, como que no sabían, como si estuvieran desprotegidos. Y les pregunté qué es lo que tienen, qué está pasando, pues estaban espantados, enojados por lo del gasolinazo, preocupados por qué estaba pasando con la gente. Estuvimos platicando sobre eso y al final uno de los chicos dijo, lo peor maestro es que nosotros no podemos hacer nada. Y yo creo que escuchar a una persona, a un joven, diciendo que no se puede hacer nada, no puede haber algo más doloroso, porque ellos son la esperanza, ¿no? El hecho de que yo me dedique a la docencia es una convicción absoluta en que hay esperanza y que si nosotros verdaderamente trabajamos con ellos, con todo el amor, sí se pueden transformar las cosas. Otro más dijo, y lo peor es que se... Y dice, y lo más tristemente es que se va a poner peor. Ya no tenemos país. Y entonces yo les dije, ¿cómo de que no? Ustedes, nosotros tenemos que hacer que esto no se vaya. Yo no lo voy a permitir. Tú lo vas a permitir. Tomen una hoja y les voy a dar 20 minutos. En esos 20 minutos, en escritura automática, van a escribir un monólogo. Yo saco mi 9 milímetros italiana, con la que fui recibida en el cartel de narcos de Sinaloa. Amenazan la jeta toda esa bola de ineptos empleados, como la que yo vi alguna vez. Me sorprendió absolutamente lo que fueron escribiendo, porque además cada quien eligió diversos personajes, diversas situaciones. Solamente dos o tres más o menos se parece el tema o la situación, pero en general todos son muy distintos. Entonces, al terminar de leer cada quien su monólogo, le pedí que eligiera alguno de su salón y que se lo entregara. Y bueno, pues finalmente ese es el ejercicio de lo que significa ser teatro, ¿no? alguien que le duele algo de la realidad hace algo con eso una cuestión de ficción y ya que lo trabajó se lo entrega a otro para que lo interprete. Gracias por estar aquí este es un ejercicio escénico, no es ni siquiera un examen, es solo un ejercicio escénico. Claudia, tú has trabajado bien lo hemos visto durante toda esta conversación, has trabajado con un sinnúmero de actores de todo tipo, ¿no? De todo tipo, con directores, con productores, con diseñadores. Has formado a muchísimas generaciones de chicos de teatro y de áreas de escuelas tan distintas como podría presumirse y que igual son muy parecidas, solo tú no lo sabrías decir, ¿no? tanto el CEA como Casa Azul y como la ENAT. A tu punto de vista, ¿cómo está el teatro mexicano ahora? ¿Qué le falta? ¿Qué le sobraría? ¿Qué quisieras que pasara con el teatro en México hoy día? Híjole, es que es una pregunta muy complicada porque creo que tendría yo que tener una observación mucho más puntual de todo lo que está sucediendo yo creo que es muy bueno que haya tanta gente haciendo teatro y que haya teatro tan diverso, tan distinto para tantas personas no lo sé, Bárbara no lo sé, porque no quiero sonar injusta con nadie Yo pienso que hay unos dramaturgos espectaculares que están diciendo cosas muy importantes ahorita en México. No sé, no te puedo decir. Yo creo que a mí mi intención siempre es que no deje de haber poesía, que no se pierda la poesía, que no se pierda la reflexión, que no seamos mamones. que no nos perdamos por ahí en las modas y que se siga poniendo mucho teatro mexicano. Mucho teatro mexicano de autores que no están viendo en el teatro un negocio, ni una manera de vender muchos boletos. O sea, claro que sí, hay que llenar los teatros y que el teatro mexicano sea súper exitoso, pero que sí siga habiendo un reflejo de lo que está sucediendo. Pero como hay mucha gente trabajando, y como hay mucha gente haciéndolo de una manera increíble, hay unos directores, David Holguín, ¿no? Como director, como dramaturgo, tú como dramaturga, Couto Berto, es que hay gente súper talentosa. Yo creo que mantenernos y mantenernos siendo incómodos y mantenernos diciendo cosas que tal vez otros callan. Y en lugar de irnos a un sistema, mantenernos siempre afuera. Yo he encontrado el ser un outsider, ¿no? No estando con nadie. Y eso me permite tener una visión como muy amplia de los alumnos, de los directores, de los dramaturgos. cómo se actúa en diversos ámbitos el no pertenecer y sentir que al mismo tiempo pertenezco a todos ¿no? como no pertenezco a nadie, pertenezco a todos entonces este pues a mí lo que más me gustaría es que no hubiera que no hubiera grupillos, que no hubiera modas, que no hubiera los buenos contra los malos ni lo justo contra lo injusto ni lo correcto contra lo incorrecto, sino que supiéramos todos valorar lo que hay de humano detrás de cada producción. Y el esfuerzo y el trabajo sin poner etiquetas. No sé. Y como mitad mexicana y mitad alemana, ¿qué es México para ti, Claudia? Uy, es todo. Todo. Pero es algo que duele continuamente. duele mucho, mucho, mucho, mucho duele mucho y al mismo tiempo no sé, yo creo que esto es algo que todos lo vivimos que vivimos entre un asombro increíble de la nación tan bella que tenemos un dolor que sigue y sigue y sigue y sigue pero bueno, pues todos vamos poniendo nuestro granito de arena desde donde podemos, ya sea desde la docencia o desde una puesta en escena o desde una reflexión profunda o desde traer clásicos y ponerlos sobre la mesa pero a mí por ejemplo de pronto cuando veo gente que dicen bueno es que en Alemania pues vete a Alemania o sea estamos haciendo teatro aquí para la gente que viene aquí que se siente aquí con nosotros es para quienes tenemos que trabajar pero México México a mí me ha dado todo o sea me dio la universidad me dio la Escuela Nacional de Arte Teatral o sea, México en mí ha hecho una inversión que no me va a alcanzar la vida para agradecerlo o sea yo muchas veces les digo a los alumnos de verdad valoren la inversión que está haciendo la nación en ustedes, o sea es increíble, hay unos maestros verdaderamente notables, de pronto pues sí, a lo mejor hay algunos que no son tan dedicados, pero pero México es un animal vivo que hay que cuidarlo diario y no se lo podemos dejar en las manos de nadie es un espíritu que nosotros tenemos que tomar en las manos diariamente y honrarlo con nuestro trabajo con nuestra conducta no quiero ser moralina ni mucho menos pero también de pronto molestarlo y sacudirlo y transformarlo, porque es un espíritu, ¿no? No es algo que está allá, no es una idea que está secuestrada en manos de quién sabe quién es, no, es nuestro. Para mí es algo muy grande en mi país. Y has contribuido mucho a tu país, Claudia, en esa deuda que dices que hay, creo que también hay mucho de lo que tú has puesto en lo que has enseñado, no solo en las aulas, sino con el trabajo que has hecho como creadora. Pues no le has entrado mucho al vino que digamos, Claudia, me estás dejando sola con el trago, y estas dos horas con Claudia Río se han ido como a un río que ya estamos por cerrar. Y Claudia, creo que es como muy satisfactorio platicar contigo. se siente como una plática muy cálida contigo porque no hay más allá de tus palabras, eres muy franca, eres muy honesta, tienes como muy claras las ideas, las sensaciones, las frases que has soltado a lo largo de esta plática para hablar del teatro, del amor a los alumnos, de ser feliz, que te lo agradezco profundamente profundamente porque finalmente este programa está hecho para eso, para compartir lo que es el teatro con las nuevas generaciones, con aquellos que están, como tú estuviste en algún momento, estudiando diseño gráfico, que te iba bien, pero que realmente eras feliz haciendo teatro. Y quizás no tuvieron ese papá que les dijo, hombre, deja la carrera, no la tienes que hacer por mí, ponte a hacer teatro. Entonces, escucharte y compartir este tiempo contigo ha sido muy valioso. Yo creo que para nosotros en el gremio teatral, Claudia Ríos efectivamente sí no pertenece a ningún grupo, no es un grupo, sino que es una roca en sí misma que ha sabido un chapul. No, no brincas tanto. Ha sido una roca que ha sido creciendo y ha sido creando tus propias reglas alrededor Y te queremos y te respetamos muchísimo. Gracias, Barbara. Gracias por la invitación. No, muchísimas. La pasé muy bien. ¡Qué bueno! De eso se trata. La paso, sí. Tengo que ser inteligente, tengo que sonar intelectual y profunda. Pues sí, pero no le entraste al vino. Mira, el vino que escogí para Claudia Ríos hoy se llama Entre Líneas. Y dice, creo que se parece un poco a ti, por eso lo elegí. Vino de secretos. Sí. Sí, sí. Ay, no nos ha contado todo. Vinos de secreto. Se descubre a sí mismo como el color intenso que lo acompaña. Eres bastante intensa, Claudia. Reflejo sutil del suelo que le dio vida y que ahora lo comparte. Una mezcla dentro del vino.
SISTEMA
ATSC
DOCUMENTO_DIGITALIZADO
Sí
FECHA_AUTORIZACION
21/11/2018
FECHA_INGRESO_ENTREGA
24/04/2019
CODIGO_BARRAS_LTO
BWF490
BARRA
Difusión
TEMPORADA
3
CONDUCTOR
Bárbara Colio, dramaturga y directora teatral
TEMA_CONTENIDO
Conversaciones sobre teatro
FECHA_GRABACION
21/11/2018
LOCACION
CLASIFICACION
A
IDIOMA_ORIGINAL
Español
ENLACES_RELACIONADOS
www.barbaracolio.com [Consulta: 2 abril 2019]
http://xochitlgonzalezquintanilla.blogspot.mx/p/galeria-uno.html [Consulta: 2 abril 2019]
http://escritores.cinemexicano.unam.mx/biografias/O/OBON_leon_juan_ramon/biografia.html [Consulta: 7 mayol 2019]
REALIZACION
Ricardo Castro Juárez
PRODUCCION
María Enriqueta Godoy Mendoza
LIGA_COLECCION_INTERFAZ
https://interfaz.cenart.gob.mx/video/descorche-2018/#tab-id-1
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CALIFICACION
1
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Inicio Cortinilla La Secretaría de Cultura y el Centro Nacional de las Artes Presentan.
DESCORCHE Conversaciones con los que hacen nuestro teatro Hablemos de dirección con Claudia Ríos.
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Inicia la entrevista que hace Bárbara Colio a Claudia Rios
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Still de Créditos de salida y Copyright D.R. MMXVIII

